En la noche del pasado domingo 21 de agosto, se produjo nuevamente un intento de suicido por parte de un funcionario de Gendarmería de Chile -Felipe Quintana Espinoza- al Interior del CCP Colina I, hecho que lo mantiene internado con extrema gravedad.
En primera instancia, enviamos a sus familias y amigos nuestro apoyo incondicional como Asociación de Trabajadores, quienes atraviesan complejos momentos. Al respecto, subrayamos la irrefutable realidad: los gendarmes de Chile trabajamos en un sistema inhumano, considerados un número más en una pauta de servicio, donde el stress laboral está normalizado, junto al desarraigo familiar, los turnos extenuantes en los servicios de garita y el constante riesgo físico. Todo ello, con la carencia impresentable de un equipo multidisciplinario para contener el alto costo emocional exigido por nuestra labor.
Sería de una ceguera inconcebible no entender que todas estas situaciones influyen en la lamentable y triste decisión que adoptan jóvenes funcionarios para atentar contra su propia vida, quienes ingresan con altas expectativas a un servicio que los abandona al poco tiempo, sin expectativas de tener una carrera funcionaria digna. Es en definitiva, propender a que nuestros funcionarios y funcionarias trabajen en un ambiente lleno de violencia, de la que somos testigos y víctimas a diario.
La tristeza y penurias que se viven al interior de todas las cárceles de nuestro país, sumado a las indignas condiciones laborales, sin duda provocan un daño físico y psicológico que al pasar de los años resulta irreparable, a pesar de la fortaleza que demuestra día a día nuestro personal.
No es azaroso que los suicidios o intentos de suicidios en Gendarmeria superen con creces a los demás servicios públicos. Con impotencia, abatimiento y rabia, hoy vemos cómo un joven de este país que buscaba forjar su futuro en esta institución, agobiado por sus problemas, atenta contra su vida.
Nuestro mensaje, por tanto, no puede quedar entre las paredes del servicio. Extendemos a la sociedad en general, la necesidad de comprender nuestra labor, para que la opinión pública entienda que –sin tener mucho- lo entregamos todo para que exista más seguridad, paz y tranquilidad. Es importante resaltar, además, que las y los gendarmes estamos afligidos por el maltrato publicitario que hemos sufrido durante estos últimos meses. Los responsables de los abusos conocidos públicamente, son aparecidos que llegan en nombre del amiguismo político, el pago de favores y otros que, siendo parte de la institución, abusaron del sistema. Muchos ni siquiera conocieron una unidad penal. Nosotros estamos en los patios de las cárceles, en las garitas, custodiando reos en los tribunales y hospitales, exponiendo nuestra vida día a día, a cada momento, y eso no va a cambiar, porque tenemos un compromiso con nuestro país.
En medio de un doloroso momento, hacemos un llamado desesperado al Gobierno y a la sociedad en general: llegó el momento de hacerse cargo de los graves problemas que vive el sistema penitenciario de nuestro país, y de su ya incuestionable y profunda crisis. Decimos con firmeza, basta del constante clima de violencia y la falta de oportunidades. Basta de que gendarmes e internos deban convivir entre basura. No es posible que en las cárceles de nuestro país, entrado el siglo XXI, Gendarmes e Internos pierdan su vida, sin que a ninguna autoridad pareciese importarle.
Exigimos de una vez por todas, Justicia, Respeto y Dignidad para todos los Gendarmes deChile, lo que debe traducirse en políticas de prevención, cuidado por la salud mental, preocupación real por los trabajadores, carrera funcionaria y respeto por la labor penitenciaria, siendo una responsabilidad de Estado de Chile que lo ocurrido con nuestro compañero Felipe Quintana Espinoza no se vuelva a repetir jamás.
Santiago de Chile, 23 de agosto 2016
Crónica Digital