Entre la felicidad y la melancolía, con una prosa vertical poco complaciente, el chileno Raúl Zurita recibió hoy el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en una ceremonia en el Palacio de La Moneda.
Un acto protocolario estremecido por el verbo filoso de Zurita, quien no escatimó palabras para desbarrar de “un mundo egoísta, capaz de matar y torturar, excluyente, donde se le niega el espacio a las mayorías”.
También, para equilibrar su discurso, un universo de alegría que nace de la necesidad de ser felices en esta Tierra que nos quiere, fueron algunos de sus pasajes tras recibir el lauro de manos de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Hecho prisionero por la dictadura de Augusto Pinochet y luego torturado brutalmente, el autor de la trilogía Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982) y La vida nueva (1994), tampoco fue diplomático al hablar de la democracia en el país austral.
Zurita comentó que después de llegar casi a la autodestrucción en tiempos de la dictadura, bellezas naturales y de creaciones del hombre como pintura, música, literatura, teatro y danzas le hicieron volver a apreciar el lado hermoso de la vida.
Pero luego el neoliberalismo rampante, el predominio de la falta de solidaridad y el afán de destruir el sueño de la integración latinoamericana lo hicieron retornar a un estado de amargura y nostalgias, de amor y odio.
Así y todo, refrendó la validez del arte y en especial de la poesía, al evocar al propio Neruda con su trascendente Canto General o a Gabriel Mistral con Tala -los dos Premios Nobel de Literatura chilenos., y a Nicanor Parra con Manifiesto.
De memoria, Zurita recitó el Ultimo Poema de Robert Desnos, que el autor francés fraguó en un campo de concentración al cierre de la Segunda Guerra Mundial. Versos de amor nacidos en la peor circunstancia, prueba del valor de la cultura, resaltó.
Nacido en Santiago de Chile en 1950, fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en el año 2000. Un libro intitulado Zurita, de 800 páginas es considerado por la crítica como “Evento Literario”.
De perfila autobiográfico, comprende un relato poético de las horas previas al golpe de estado de Pinochet contra el Gobierno constitucional del presidente Salvador Allende.
En la actividad este mediodía en La Moneda, la mandataria Bachelet intuyó las palabras de Zurita y sus eternas inquietudes. Y anticipándose, deslizó que el premio recae sobre alguien que vivió la tragedia y el amor por Chile.
“Una persona que sufrió la crueldad de la tortura y, sin embargo, tuvo la capacidad de volver a enseñarnos el paisaje de Chile (…) y supo apropiarse dentro de las oscuridades, las esperanzas de un país soñado por poetas (…)”, dijo Bachelet.
Por Fausto Triana
Santiago de Chile, 14 de julio 2016
Crónica Digital / PL