La renuncia de Gerardo Martino al cargo de entrenador del seleccionado es la cuota que faltaba para agregar al caos que vive la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
El título de esta nota es la frase que mejor define el panorama. No hay conducción.
Todo va mal, desde el cuerpo técnico de la selección mayor, pasando por la dirección ejecutiva de la AFA, y llegando hasta el conductor futbolístico dentro de la cancha, Lionel Messi (gente cercana habría expresado que volvería el año próximo al equipo).
Cabe hacer una salvedad: Queda a resguardo en este análisis el “Vasco” Julio Olarticoechea, quien se hará cargo del seleccionado olímpico en Río-2016, competencia en la que debía dirigir Martino.
Olarticoechea, campeón mundial en México-86, y uno de los hombres más queridos y respetados en el ambiente del seleccionado argentino, llega para dar una mano en una situación compleja.
Aquí vale la pena expresar un concepto: Olarticoechea viene a colaborar y va a necesitar de la colaboración de los jugadores. Esto significa que ellos deberán ponerse a disposición y mostrar la mejor actitud.
Más claro: El futbolista está constantemente estudiando al conductor. Observa cómo habla, cómo trabaja, qué decisiones toma, si se repite, si se contradice, si se queda sin repertorio. En fin, está pendiente todo el tiempo de detectar alguna equivocación del DT.
Este no es momento para eso. No hay lugar para vanidades. La realidad del seleccionado argentino indica que nadie está en condiciones de ponerse en papel de estrella.
De vuelta a Martino, hay cosas que deben analizarse acerca de lo que terminó decidiendo su renuncia.
Es verdad que el punto desencadenante fue la complicación para armar el equipo olímpico, por la negativa de los clubes, argentinos y extranjeros, de ceder a los futbolistas para este certamen (que no es obligatorio por norma FIFA).
Sin embargo, el ánimo del Tata posiblemente se haya empezado a agotar bastante tiempo antes. Por ejemplo, con los inconvenientes en el trabajo durante la Copa América Centenario, problemas de traslado, de entrenamientos (con sparrings demasiado informales para el nivel de un seleccionado top).
Dato aparte: Al cuerpo técnico saliente le adeudan siete meses de sueldo. Algo que no es inédito en la AFA. A entrenadores anteriores también se le atrasaron en los pagos.
Desde luego, no podemos obviar que seguramente las dos finales perdidas anteChile, también habrán horadado el ánimo del entrenador.
Es cierto, no se puede pasar por alto que ambas derrotas fueron por penales. Otros entrenadores, por la misma vía, fueron campeones de América y del Mundo y alcanzaron la gloria (ejemplo más claro, el de Carlos Bianchi).
La diferencia generalmente está en los ejecutantes. Cuando se llega hasta ahí, es poco lo que el DT puede hacer. Salvo confeccionar la lista de pateadores.
Ahora no tiene sentido analizar detalles como planteos tácticos o cambios. Sí, es posible que haya demorado demasiado en la renovación de algunos nombres, y esto lo planteamos en este mismo espacio, antes incluso, de la Copa América 2015.
Quizá pensó que al mantener una base, había más posibilidades de llegar al título. Nadie asegura eso. Ni sosteniendo una base, ni armando un equipo nuevo.
Hay jugadores que ya deberían empezar a tener continuidad, para llegar con rodaje al próximo Mundial, y así como se recambió la defensa (muy bien), hay que renovar del medio hacia adelante.
Esto también lo hemos planteado hace tiempo. No se puede asistir a un Mundial con cuatro o cinco titulares por encima de los 30 años. Si hay que jugar suplementario, ese equipo no resiste, o queda jaqueado para el siguiente compromiso.
Este es el momento de afianzar a Paulo Dybala, a Erik Lamela, a Matías Kranevitter. Afianzarlos significa que jueguen siempre, todos los partidos, para que arriben al Mundial de Rusia con una buena cantidad de encuentros internacionales.
Lo que sigue es para polemizar: Javier Mascherano principalmente, y Ezequiel Lavezzi son símbolos actuales del seleccionado. Y rindieron hasta ahora muy bien, incluso “El Pocho”, al momento en que lamentablemente se lesionó, estaba siendo figura.
La pregunta en ambos casos es: ¿Llegarán al próximo Mundial? ¿En qué condiciones? Si la respuesta es que no estarían en plenitud, sostenerlos como titulares es impedir que otro futbolista se afiance en el puesto. Lo mismo le cabe al Sergio “Kun” Agüero.
No se trata de tirar a nadie por la ventana. Al contrario, es darles un abrazo y agradecerles, pero tener en claro que es el momento de dar oportunidad a los jugadores más jóvenes.
Esto ya será materia y decisión, si así lo entiende, claro, del próximo entrenador. Para el Tata Martino, esto ya es pasado. Era el hombre indicado en el momento en que se lo designó y es una pena que se haya ido de esta manera.
Mientras tanto en la AFA se define quiénes se hacen cargo del organismo, con la figura latente de la intervención de FIFA. Hasta el mismísimo Diego Maradona apareció en la sede de la calle Viamonte. Naturalmente, si no está claro cómo se va a gobernar la casa, menos aún quién va a conducir al equipo.
La disparidad de criterios queda evidenciada en el perfil de los candidatos, distintos entre sí. En carpeta aparecieron Diego Simeone, Jorge Sampaoli, Mauricio Pochettino, Edgardo Bauza, Marcelo Gallardo, e incluso algunos plantean la vuelta de Marcelo Bielsa…
Sea quien fuere, el que llegue deberá lidiar, no sólo con el armado de un equipo competitivo, sino con una AFA sin rumbo, o lo que es peor, con comando a distancia.
Por Andres Sciapichetti. Colaborador de Prensa Latina en Argentina; andressciapichetti@hotmail.
Buenos Aires, 11 de julio 2016
Crónica Digital / PL