Es extraña la fascinación que provoca el olor, la textura, el color del objeto libro, algo de fetichismo existe en este dispositivo aristocrático, porque incluso la lectura, otrora camino de conciencia y libertad, en Chile hoy se ha transformado en un ejercicio reservado para especialistas.
En ese sentido la globalización de las comunicaciones con su plataforma virtual, pareciera ser una instancia democrática y a la vez líquida, de ahí que recopilar diez años de la producción periodística de Crónica Digital, es un acierto de la memoria, entendida como testigo de una época.
Nos encontramos frente a un relato, una mirada, una interpretación de Chile, distinta a la de otros Chile. El periodismo, la estadística, la economía no escapan a la ficción, según Vladimir Nabokov, en su Curso sobre el Quijote.
Nuestra intensión entonces es dejar una huella, puntos de referencia fragmentarios. Los autores que ustedes podrán disfrutar, tienen perfecta conciencia de su tiempo histórico, de su fragilidad entendida en el lenguaje escrito.
No obstante y como nos lo recuerda cada cierto tiempo Paul Feyerabend, en su Tratado Contra el Método. La idea de una publicación de estas características y en un sentido más estratégico la editorial que emerge, tiene su genealogía en los porfiados hechos, luego que Agustín Edwards, presentara su oposición ante el Registro de Regulación de Propiedad Intelectual (INPI) para quedarse con nuestro nombre y despojarnos de nuestra historia.
En ese contexto surge la idea del libro y la necesidad de la editorial, como un acto de defensa, testimonio y resistencia, ante una pretensión caprichosa y desmesurada de uno de los dueños de la larga y angosta faja de tierra.
Omar Cid
Crónica Digital
Santiago de Chile, 9 de junio 2016
… donde se estan distribuyendo??
Estimado compañero, en el café Crónica Digital…Huerfános con Maturana
Saludos
Iván