Las llamas del terrorismo se extienden hoy al subcontinente indio, donde aumenta la presencia del Estado Islámico (EI) pese a los esfuerzos de las autoridades regionales para combatir a esa agrupación extremista.
El Desh (acrónimo en árabe del EI) está creciendo rápidamente en la zona, en especial en Bangladesh y Maldivas, advirtió un informe presentado en septiembre por el servicio de inteligencia exterior indio (RAW) al gobierno de Nueva Delhi.
Al menos 250 simpatizantes de esa formación radical se encuentran activos en Maldivas, señala el texto, que no menciona la cifra de Bangladesh, aunque considera que aumenta su influencia allí.
El 28 de septiembre, el presidente de Maldivas, Abdullah Yameen, escapó ileso de una explosión de la lancha en que viajaba, en un incidente que levantó sospechas sobre el accionar del Estado Islámico en esa nación insular, ubicada frente a la costa suroccidental de la India.
Casi un mes antes, se publicó un vídeo en Youtube en el que tres hombres enmascarados, supuestamente afiliados al Daesh, amenazan con atentar contra la vida de Yameen.
En Bangladesh las autoridades también tienen que lidiar con el extremismo, aunque niegan la presencia de esa agrupación terrorista en su territorio.
La formación islamista se adjudicó el asesinato de un italiano en Dacca y de un japonés, en el norte, en dos incidentes separados ocurridos a finales de septiembre y principios de octubre.
Ambos ataques fueron planeados, pero no existe ninguna evidencia del EI en nuestra nación, afirmó la primera ministra, Sheikh Hasina, una tesis respaldada por el titular del Interior, Asaduzzaman Khan Kamal.
Con 150 millones de musulmanes, la India es otro país amenazado por las acciones del Estado Islámico.
No solo el norteño estado de Jammu y Cachemira, el único con mayoría musulmana, está bajo el escáner de las fuerzas de seguridad. Assam, Kerala, Maharashtra, Telangana, Tamil Nadu y Uttar Pradesh también son monitoreados de cerca.
Los organismos de inteligencia detectaron en esos territorios un creciente uso de las redes sociales de simpatizantes del EI y grupos afines para adoctrinar a la juventud.
Estamos en alerta y preocupados, admitió el director general de la policía de Assam, Khagen Sarma.
En agosto el diario The Indian Express citó una lista de 17 nombres de personas desaparecidas que presuntamente se unieron o planean sumarse al Estado Islámico o el Frente al-Nusra, brazo de Al Qaeda en Siria.
Ante la situación, el zar antiterrorista indio, Asif Ibrahim, creó un programa de lucha contra la radicalización.
Pese a que las cifras son aún pequeñas, fuentes del gobierno señalan que el plan de acción se basa en la creciente evidencia del impacto de la propaganda entre jóvenes musulmanes.
Ellos están desencantados con el liderazgo religioso y político tradicional y enojados por la creciente violencia entre comunidades, explicó el periódico.
Cuatro jóvenes del suroccidental estado de Kerala fueron deportados recientemente por las autoridades de Emiratos Árabes Unidos bajo sospecha de simpatizar con el Daesh.
En Jammu y Cachemira, durante las sistemáticas protestas de grupos separatistas se observan cada vez más las banderas negras del grupo terrorista.
No debemos preocuparnos, el EI carece de fuerza aquí, afirmó este mes el ministro del Interior, Rajnath Singh.
Pese a esas declaraciones optimistas, recientemente Singh se reunió con los directores generales de la policía de una docena de estados para analizar el tema.
El vecino Pakistán, cuyo gobierno impulsa una ofensiva militar contra grupos extremistas en la frontera con Afganistán, también está en alerta ante las amenazas del Daesh.
Según Gatestone Institute, un observatorio de conflictos internacionales, Islamabad advirtió que el EI planea lanzar ataques contra la comunidad cristiana del país, que representa al 1,3 por ciento de sus 190 millones de habitantes.
Las autoridades recomendaron a los líderes cristianos no recibir a desconocidos, ni realizar sus paseos habituales, en tanto reforzaron la seguridad en torno a escuelas, iglesias y otros centros de esa comunidad.
Los chiitas, ismaelitas y otros grupos musulmanes también están en la mira de la organización extremista.
En julio, el teniente general indio K.H. Singh, comandante del 16 Cuerpo del Ejército, afirmó que el Estado Islámico intentar ganar presencia en la Cachemira pakistaní.
Aunque aún no tiene muchos efectivos en esa región, la agrupación radical lucha por obtener espacios allí, advirtió.
Dos meses más tarde, el EI se adjudicó un ataque contra un puesto de control del ejército pakistaní en el distrito de Damadola, en la zona tribal de Bajaur.
Al igual que en otras regiones del mundo, el Daesh parece ganarle la partida a la red Al Qaeda entre los sectores radicales del subcontinente indio, donde su mensaje de odio encuentra receptores, una situación que preocupa a los gobiernos del área.
Por Roberto Castellanos Fernandez
Nueva Delhi, 13 octubre 2015
Crónica Digital / PL