La complicidad entre el narcotráfico, fuerzas de seguridad y funcionarios públicos en México emerge hoy en el caso Iguala y la desaparición de 43 normalistas en septiembre pasado en el estado de Guerrero. En el Informe Ayotzinapa, que entregó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (Giei) al gobierno federal, se expuso una línea de investigación que no ha sido explorada aún y podría explicar “la reacción extremadamente violenta y el carácter masivo del ataque” contra los jóvenes estudiantes.
Con evidencias obtenidas en investigaciones judiciales en Estados Unidos sobre la utilización de autobuses de transporte público para transportar pasta de heroína desde Iguala al mercado estadounidense, los investigadores internacionales expusieron la hipótesis del vínculo del narcotráfico con esa masacre.
El informe indica que la agresión contra los jóvenes que tomaron “circunstancialmente” los cinco autobuses para una actividad social estuvo dirigida “a no dejar salir los vehículos de Iguala” a cualquier costo.
Para los cuerpos de policía que participaron en el ataque habría habido una motivación “con un objetivo de alto nivel que justificaba cualquier violencia, aunque fuera indiscriminada, evidente y con urgencia”, añade el documento.
El Giei parte de informes que prueban que hay una conexión entre el cartel Guerreros Unidos en Iguala y un jefe del grupo en Chicago, de nombre Pablo Vega, según consta en el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Estos utilizan autobuses de diversas empresas para transportar heroína y cocaína.
Según la investigación de los expertos independientes, uno de los autobuses tomados por los jóvenes de la Normal Rural de Ayotzinapa fue excluido de la investigación criminal, aunque resultó atacado de igual forma como los dos camiones Estrella de Oro y los dos Costa Line.
Todos los estudiantes que viajaban en ese vehículo y los de uno de los Estrella de Oro son los que fueron llevados por las policías en patrullas y hasta la fecha están desaparecidos. Juntos suman 43.
En esa línea de investigación se presume que estos vehículos están equipados para llevar la droga e incluso que el ómnibus referido podría estar cargado de estupefacientes cuando fue tomado por los normalistas.
Crónica Digital, 8 de Septiembre 2015