En un nuevo paso del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, hoy fue izada la bandera tricolor cubana, en la sede de la restablecida embajada de La Habana en Washington.
El hecho, que ha dado la vuelta al mundo, por su significado histórico, político y emocional, es un paso más en el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, distanciados por la Guerra Fría, por la pretensión imperial de Estados Unidos de ahogar el ejemplo de un país hacia la region, por sus niveles de educación, salud, seguridad social, y una política de subordinación materializada en el boicot económico, comercial y financiero de más de 50 años.
El restablecimiento de las relaciones entre ambos países, es un reconocimiento además a que las diferencias ideológicas o políticas de sus regímenes, no puede ser obstáculo para una relación normal, de respeto mutuo, que vaya en beneficio de sus pueblos, y que corresponda a un escenario del siglo 21.
El izamiento del pabellón cubano en la sede de la embajada de la República de Cuba en Washington es un hecho más que simbólico, que elimina a nivel oficial, por lo menos, la imagen del “país enemigo”.
Es la derrota de una política de subordinación, de intervención, inspirada y justificada en la Guerra Fría y en doctrinas belicistas y de Seguridad imperiales, contra la democracia, y los derechos de autodeterminación de los pueblos.
Pero también es la expresión de una política de realismo y dignidad del gobierno de Cuba, que también ha leído los tiempos del presente y del futuro, buscando el progreso,la prosperidad, el desarrollo, el respeto a los derechos humanos esenciales de su pueblo.
Es necesario decir que los pueblos de la regiòn, sus sectores progresistas se sienten participes de este hecho. Esto es historia.
Somos testigos de que la dignidad de un pueblo, su fortaleza y su reciedumbre ha sido capaz de desmoronar una política de más de medio siglo de agresión. Al mismo tiempo es necesario reconocer la determinación del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de asumir los riesgos políticos internos de una decisión, cuya necesidad histórica y política era evidente.
La comunidad latinoamericana no puede menos que congratularse que tras 54 años de interrupción de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, se abre un nuevo capítulo para ambos países y pueblos, uno que debe ser reconstruido de manera pausada pero firme, de manera resuelta y creadora, con respeto mutuo y delicadeza.
Se trata de un camino en el que ambos países se verán acompañados por gobiernos, instituciones regionales, amplios sectores políticos y los pueblos.
La normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, puede contribuir además al desarrollo de unas relaciones respetuosas, constructivas, de respeto mutuo y hasta de colaboración entre la Casa Blanca, no solo con La Habana, sino que con toda la región.
Sin duda hay muchos temas que demandarán una atención preferente para completar este proceso, como el fin del bloqueo económico, científico y financiero estadounidense contra Cuba, la devolución a la soberanía nacional cubana de Guantánamo, donde está instalada una base naval del Pentágono.
La Habana también exige el cese de las transmisiones ilegales de radio y televisión, y de los planes subversivos dirigidos al cambio de régimen.
Además está el tema de la migración cubana en Estados Unidos y los temas que plantea el proceso de reformas cubanas en el área de la economía y la política, de la seguridad y la lucha contra el narcotráfico en toda la región.
El tricolor cubano flameando en el cielo de Washington es todo un símbolo, que se completa con la bandera de las barras y las estrellas, izada junto al Malecón de La Habana, acariciada por el viento cálido del Caribe.
Y a la luz de los acontecimientos y perspectivas, el tema Cuba- Estados Unidos, abre un nuevo capítulo para el estudio de las relaciones hemisféricas, y sobre todo de sus complejidades y proyecciones.
Por Marcel Garcés
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 20 de julio 2015
Crónica Digital