Con ocasión del reciente envío de un proyecto de ley que amplía el giro de ENAP y le permite desarrollar actividades de generación eléctrica, hemos asistido a la aparición de una oposición cerrada por parte del instituto Libertad y Desarrollo, vinculado a la UDI.
No debiese sorprendernos, ya que es precisamente ese sector político el que ha tenido como costo de caza particular las empresas eléctricas arrebatadas al Estado durante la Dictadura. Sin embargo, cabe realizar algunas precisiones respecto a algunos de los argumentos esgrimidos por ellos en su oposición a la posibilidad de que ENAP amplíe su giro.
El primero es aquel que señala que la incorporación de ENAP al negocio eléctrico desincentivaría la inversión privada y específicamente la llegada de nuevos actores privados al sector, los que inhibidos por la competencia del Estado preferirían restarse. Sin siquiera haberse aprobado el proyecto de ley, los hechos demuestran lo contrario, hoy son cerca de 15 las empresas que desean ingresar al sector de la mano de ENAP, asociándose en los proyectos a desarrollar.
ENAP funciona entonces, como socio confiable para incorporar nuevos actores a un sector altamente concentrado en las manos de tres grandes grupos económicos. Por otro lado, la experiencia en geotermia es relevante. Sólo la ENAP y sus socios han avanzado en los proyectos de geotermia que se han iniciado en Chile. El segundo es el que señala que la entrada de ENAP rompería la “neutralidad tecnológica” del sector, debido a su evidente vinculación con el gas natural como combustible para la generación.
Desconoce este argumento la importancia que en energía tiene el desarrollo de encadenamientos productivos eficientes. Muchas veces el valor de una Empresa no está en sus recursos económicos, sino que en sus capacidades, conocimientos y posición en ciertos mercados. ENAP tiene experiencia en gas y tiene cuotas importantes de importación de gas gracias a que asumió el riesgo de participar en la construcción del Terminal Quintero. Al mismo tiempo, es en sí misma una consumidora importante de electricidad para sus procesos industriales.
Parece natural que desee participar del ciclo completo, incorporando también la generación eléctrica, para lo que requiere la posibilidad de vender el excedente al sistema interconectado. Más que una pretendida neutralidad, debiese favorecerse la eficiencia del sistema de generación, máxime cuando el gas es un combustible barato y, especialmente, limpio, en un contexto de exigencias ambientales y sociales cada vez más exigentes. Finalmente, la conocida y majadera argumentación respecto a la ineficiencia de las empresas estatales y de los subsidios que ellas pueden conllevar. La ENAP es una empresa Estatal y tiene un rol social. Ha sostenido la matriz energética chilena en los momentos más difíciles, entregando combustible a las generadoras privadas cuando el corte del gas y la sequía cerraban toda opción, aún a riesgo de su propio capital.
Si ENAP hubiese actuado bajo la lógica de Libertad y Desarrollo en 2008 no hubiese tenido pérdidas ni la gran deuda que arrastra hoy, pero el país se habría quedado sin electricidad durante gran parte de ese año. Hoy, en Magallanes, la Región puede funcionar gracias a que ENAP entrega Gas Natural con un régimen de subsidio estatal, habida cuenta que muchos años fue la propia empresa quién asumió esa tarea.
ENAP tiene por objeto garantizar energía a los chilenos y chilenas y precisamente por eso es importante que ingrese en el sector eléctrico, con la libertad para hacerlo de forma autónoma o en la asociación con privados que sea más conveniente caso a caso. Negarle la posibilidad es perder una oportunidad, limitar su rol ex ante es impedirle ejercer su tarea. E
n países como Francia, Italia y Suecia, las sociedades comprenden que la participación del Estado en la generación eléctrica contribuye a estabilizar las tarifas y garantizar el abastecimiento La concentración de la generación eléctrica en pocos grupos económicos implica un perjuicio para los ciudadanos, pero también para muchas empresas productivas que deben enfrentar precios exorbitantes de energía en sus costos.
No es el sector privado el que se resiente con la incorporación de ENAP a la generación eléctrica, quizás sí los grupos económicos que hoy controlan de forma cerrada dicho mercado y a quienes Libertad y Desarrollo se esmera en representar.
Jorge Fierro Andrade Presidente Nacional Fenatrapech
Santiago de Chile, 31 de mayo 2015
Crónica Digital