Maratónicas negociaciones, el respaldo de líderes mundiales y una hoja de ruta contenida en los recientes acuerdos de Minsk abren hoy de nuevo las puertas hacia el sendero de paz en Ucrania, pero puede que solo por última vez.
Las pláticas durante más de 16 horas de los líderes del denominado gran cuarteto de Normandía (Rusia, Alemania, Francia y Ucrania) en el Palacio de Independencia en esta capital de Belarús, y las sesiones recientes del Grupo de Contacto cerraron una fase crucial de esfuerzos en procurada de una salida política al conflicto ucraniano.
Coinciden analistas en que la cita de Minsk ya no significa la esperanza en la añorada paz para el Donbass, sino la posibilidad de implementar pasos concretos, siempre y cuando las partes cumplan las garantías reflejadas en los acuerdos.
La capital belarusa fue epicentro por estos días de la política mundial, con la presencia aquí de los presidentes ruso, Vladimir Putin, francés Francois Hollande y la canciller alemana, Angela Merkel.
El mandatario anfitrión, Alexander Lukashenko, de otro lado, desempeñó un papel clave en el proceso negociador, no solo al conceder la sede para plataformas de concertación y diálogo, sino por las posiciones constructivas, que aunque no visibles, fueron un punto de equilibrio favorable a un compromiso.
Una declaración conjunta de los presidentes, que refleja el respaldo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, y un documento contentivo de un paquete de medidas para la implementación de los acuerdos de Minsk -de septiembre de 2014- descollaron entre los resultados de las reuniones de esta semana, en la capital centroeuropea, de poco más de un millón 900 mil habitantes.
El llamado Complejo de Medidas lleva las firmas del representante especial de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) Heidi Tagliavini; el expresidente ucraniano Leonid Kuchmá, el embajador ruso en Ucrania Mijail Zurabov, y los líderes de Donetsk, Alexander Zarjanchenko, y Lugansk, Igor Plotnitsky.
Para la mayoría de expertos, el logro de una tregua duradera, el repliegue del armamento pesado hacia la línea de contención y la suspensión de la operación militar de castigo en el sureste de la exrepública soviética constituyen el punto de partida de cara un proceso de concertación política, económica y administrativa entre Kiev y las regiones del Donabss.
El propio presidente francés, Francois Hollande, catalogó los acuerdos de la víspera como una esperanza seria y un alivio para Europa, ante el temor de que la crisis ucraniana escale al ámbito regional, con implicaciones para potencias continentales.
Según adelantó el líder ruso, Vladimir Putin, en rueda de prensa fue concertado un alto al fuego a las 00:00 hora local del 15 de febrero, por las partes beligerantes, o sea, las tropas ucranianas y las milicias del Donbass.
En mi opinión, conseguimos ponernos de acuerdo en muchos aspectos, principalmente sobre el cese al fuego, subrayó el jefe del Kremlin.
Otro punto clave del documento se refiere al repliegue del armamento pesado hacia la línea de seguridad, la existente actualmente para las tropas ucranianas, y en el caso de las milicias, la franja delimitada el 19 de septiembre de 2014 por los acuerdos de Minsk.
El paquete de más de 10 puntos incluye asimismo la creación de una zona de amortiguación, la retirada de todos los militares y armamentos extranjeros de los territorios bajo la operación del ejército ucraniano y la Guardia Nacional.
La facilitación por parte del Gobierno a la ayuda humanitaria a la población del Donbass, un “autogobierno” a las regiones mediante la descentralización de poderes, la reforma constitucional y celebración de elecciones locales figuran entre las medidas que deberán garantizar las autoridades ucranianas.
En cuanto a la zona de seguridad, debe trazarse la línea en unos 50 kilómetros para los sistemas de artillería de calibre 100 mm o más, y una franja de unos 70 kilómetros en el caso de los lanzacohetes múltiples.
Otra línea de contención de unos 140 kilómetros tendrá que definirse para los sistemas múltiples Tornado-C, Uragan, Smerch y los de misiles tácticos Tochka-U. La retirada de los armamentos pesados comenzaría el segundo día después del alto al fuego, en el término de 14 días.
La misión especial de la OSCE en Ucrania fue facultada para supervisar ese proceso, con el apoyo del Grupo de contacto tripartito integrado por Rusia y el gobierno ucraniano.
El inicio de la tregua creará las condiciones para un arranque inmediato del diálogo en las cuestiones inherentes al futuro de las regiones y las relaciones políticas y económicas entre Kiev y los territorios rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Sin embargo, el presidente Petro Poroshenko dejó en claro en la rueda de prensa en Minsk que no cederá en los reclamos de autonomía a los territorios ucranianos o la federalización del país.
A juicio del politólogo ucraniano Vadim Karasiov, no puede hablarse todavía de un salto, pero es un paso hacia la paz.
Es necesario un alto fuego verdadero y poner todo el empeño para evitar una reanudación de los enfrentamientos,dijo.
Coincidió con otros expertos en que solo después podrá pasarse a un “serio maratón diplomático” en las cuestiones políticas, administrativas y jurídicas acerca del territorio controlado por los separatistas en el Donbass.
De cualquier manera, los acuerdos de Minsk, en total volumen, los precedentes y actuales, siguen siendo la clave para la paz en Ucrania, con voluntad política y sin rejuegos con los partidarios de la guerra.
Prensa Latina
Crónica Digital, 13 de Febrero 2015