Que en Egipto, cuando pateas una piedra, salta una reliquia, es una verdad imposible de negar, pero el alegado hallazgo de un millón de momias por un arqueólogo norteamericano causa hoy la ira de las autoridades.
Negamos con todo énfasis la noticia sobre el hallazgo de un cementerio con un millón de momias, declaró el director general de Antigüedades de la gobernación de Fayum, norte, Ahmed Abdel Aal.
El embalsamamiento fue una ciencia que los egipcios elevaron a la altura de arte, por suerte para los arqueólogos, que ganan el pan diario con el estudio de esos cadáveres ya que no exquisitos, al menos interesantes porque permiten conocer detalles de esa antiquísima civilización.
Pero todo tiene sus límites y, dada la airada reacción de las autoridades, el profesor estadounidense Kerry Muhlestein, de la universidad de Brigham Young, pasó la sutil línea roja que separa el entusiasmo de la realidad.
Muhlestein, jefe de una expedición que excava desde 1980 en la región de Fag al Gamus, aseguró durante una conferencia en Toronto, Canadá, que había encontrado una necrópolis con ese número de cuerpos, conservados para llegar a la eternidad sin grandes tropiezos.
Estamos seguros de tener más de un millón de sepulcros en ese cementerio, que es grande y denso, dijo el científico en su conferencia y, para rematar, lo declaró a la revista Live Science, de donde lo tomó el semanario Newsweek, con ese amor por lo sensacional que caracteriza a algunas publicaciones.
Aunque los egipcios están muy orgullosos de su pasado faraónico, que ha desafiado con éxito los intentos de extremistas islámicos por borrarlo, han reaccionado con ira al anuncio y desmintieron al autor de las formulaciones.
La misión de Muhlestein ni siquiera ha visitado el sitio de las excavaciones desde marzo pasado, adujo el funcionario egipcio, y, para apoyar su argumento, denunció que las fotos que ilustran la nota son de archivo y no pertenecen al lugar.
¿Estaría el profesor en busca de más fondos para proseguir sus trabajos o lo impulsó ese pecado tan común de amor desmedido a la notoriedad, mezclado con exceso de confianza en que sus anfitriones no se percatarían de la enormidad de sus formulaciones?
Otra posibilidad es que los funcionarios egipcios están celosos por no haber sido ellos quienes encontraran la necrópolis, cuya masividad haría del hallazgo una primicia difícil de superar, aun cuando los muertos sean cada vez mayoría, como dijera el poeta.
Cualquiera sabe las motivaciones, pero lo cierto es que el millón de momias hasta ahora y mientras se demuestre lo contrario sólo existen en la imaginación del arqueólogo estadounidense, al decir de las autoridades egipcias que, de momias y faraones, saben un buen tramo.
El Cairo, 30 de diciembre 2014
Crónica Digital / PL