Tras una larga caminata entre cerros, el Ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, llegó a la quebradilla de Las Trancas en la comuna de Vicuña, para participar en un homenaje a la familia Lejderman–Ávalos, iniciativa que fue promovida por la Comunidad Agrícola Las Trancas de Puclaro.
En el contexto del Día Internacional de los Derechos Humanos, el Secretario de Estado encabezó una ceremonia en la cual fueron develados un monolito, realizado por la propia comunidad agrícola, y una placa de recordación colocada por Bienes Nacionales.
En esta actividad participaron también la Intendenta de la Región de Coquimbo, Hanne Utreras; el Seremi de Bienes Nacionales, Diego Núñez; Ernesto, el hijo de Bernardo Lejderman y María del Rosario Ávalos; Viviana Díaz y otras dirIgentes y participantes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos; representantes del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y diversas autoridades regionales.
El Ministro Osorio destacó que la iniciativa hubiera nacido en la Comunidad Agrícola Las Trancas de Puclaro. Al respecto, recordó que una de las funciones de Bienes Nacionales en la Región de Coquimbo es prestar asesorías permanentes a las 178 Comunidades Agrícolas que existen en la región, “por lo que existe un contacto directo y frecuente con los y las comuneras”.
Asimismo, señaló que la participación del Ministerio de Bienes Nacionales en el homenaje se inserta en “el profundo e inequívoco compromiso político y ético del Gobierno de Chile con la promoción de los derechos humanos”, así como en la amplia Agenda de Derechos Humanos planteada al país bajo la conducción de la Presidenta Michelle Bachelet.
Por su parte, la Intendenta manifestó que “aunque pasen los años, tenemos la obligación moral de no olvidar, para crear una cultura de respeto a la vida y los derechos humanos”.
A su turno, Ernesto Lejderman agradeció el homenaje al Gobierno de Chile y la Comunidad Agrícola Las Trancas de Puclaro. A este respecto, recordó que sin el valiente testimonio del comunero Luis Ramírez, ya fallecido, no se habría logrado alcanzar la verdad, y hubiese sido imposible estar allí recordando a sus padres. Indicó que “hace exactamente 20 años vine a este lugar con Ana Ramírez, su hijita y su papá, Luis Ramírez, quien me contó toda la historia”.
“Es muy fuerte, pero a la vez muy lindo, estar aquí en este lugar, donde pasó lo que pasó. Me enorgullece que el pueblo de Chile no se olvide y que haya sido la propia comunidad la que haya querido homenajear a mis padres (…) Esto es como una caricia al corazón”, dijo Ernesto, visiblemente emocionado.