Su convencimiento de que los aportes reservados de empresarios y grupos económicos, que no quieren cambios profundos en Chile, le hacen un grave daño a la política y a la democracia, expresó el diputado de la Izquierda Ciudadana (IC) Sergio Aguiló, razón por la cual propuso terminar con estos y poner límites en los gastos de candidatos a senadores y diputados.
A su juicio, un candidato a diputado no debiera gastar más de 20 millones de pesos y en el caso de senadores no más 50 millones. El parlamentario por Talca no solo no recibió gastos reservados, sino que también fue el que menos gastó en su campaña a diputado (17 millones de pesos).
“Debe existir un límite efectivo al gasto de las campañas y este límite debe ser fiscalizado y sancionado con la pérdida de su condición de candidato quien lo vulnere. Ninguna campaña de diputado debiera costar más de 20 millones (dinero de hoy) y ninguna campaña de senador debiera costar más de 50 millones. Quien crea que esto no es posible, le sugiero que revise experiencias internacionales”, aseveró Aguiló.
Recordó que semanas atrás se difundió un listado de todos los diputados y senadores electos en diciembre pasado, emanado del Servel, que daba cuenta de la tremenda desproporción en los gastos electorales realizados y en los aportes reservados recibidos entre los candidatos y las candidatas en competencia.
“He participado en siete campañas como candidato a diputado y nunca he recibido un peso de algún empresario para financiarlas, por eso creo que tanto o más importante que cambiar el injusto sistema electoral binominal por otro de carácter proporcional, es realizar una transformación radical en la normativa que regula los gastos de las campañas electorales”, sostuvo.
Aseguró que el dinero excesivo que se gasta en las campañas lleva también a la tentación que genera en ciertos candidatos de realizar prácticas de “cohecho moderno”, como regalos masivos y pagos de cuentas de sus electores.
Aguiló sostuvo que “nadie puede desconocer que los grandes grupos económicos e importantes empresarios han financiado muchas campañas con el evidente propósito de influir indebidamente en la marcha política del país. Y, aunque resulte muy difícil de probar, tampoco es osado suponer que muchos candidatos receptores de la generosidad empresarial, una vez electos, se han conducido de una forma muy agradecida con sus financistas. ¿Cómo saber cuándo un parlamentario se está conduciendo de acuerdo a sus concepciones doctrinarias, a su conciencia, a sus compromisos con sus electores, o cuándo lo hace por directa influencia de quienes financiaron su campaña?”
Precisó que según el Servel sobre los gastos de campaña de diciembre pasado se deduce que los candidatos de la derecha gastaron –en promedio– tres veces más por voto que los candidatos de centro-izquierda e izquierda. Y que los primeros tuvieron cinco veces más aportes reservados que los segundos. Esto no le hace bien a la democracia.
Precisó que “los grandes grupos económicos -que no quieren cambios y prefieren mantener el modelo económico heredado de la dictadura, aunque sepan que Chile es uno de los diez países con peor distribución del ingreso del mundo- no solo financian a la derecha. Hay candidatos de centro-izquierda que también han solicitado la ayuda de estos empresarios, y tal vez ello explicaría por qué surgen, con vigor inusitado, desde las propias filas de parlamentarios de la Nueva Mayoría, críticas duras que apuntan al corazón de las reformas que el Gobierno encabeza
Por último, dijo que el Servel debiera transformarse en una institución con las máximas atribuciones de fiscalización y con los máximos estándares de calidad institucional, de tal manera que el país entero confíe en su cometido y en sus resoluciones
“Necesitamos con urgencia en nuestra imperfecta democracia que las ideas vuelvan por su fuero; que sean ellas el vehículo principal para ganar la conciencia y el corazón de los ciudadanos, y nunca más el dinero”, puntualizó Aguiló
Santiago de Chile, 1 de diciembre 2014
Crónica Digital