Aunque finalmente el servicio del Metro de esta capital se recompuso el sábado, los chilenos salieron hoy a sus centros de trabajo o estudio con dudas y temores de que se repita el colapso total.
La presidenta de la República, Michelle Bachelet, fue tajante en sus declaraciones al calificar de “falla de tremenda gravedad”, que la obligó a aceptar la renuncia del presidente del Metro, Aldo González, y nombrar a Rodrigo Azúcar Hidalgo.
En pleno comienzo de semana, los santiaguinos y la población en general de Chile repite la pregunta de hasta dónde puede llegar una falla de electricidad que fue capaz de estremecer a la nación entera.
Fueron casi 24 horas de caos en el servicio del transporte público tras la enorme perturbación que sufrió el Metro y la incapacidad de buses y taxis de paliar el problema.
Las fallas eléctricas en el cableado del Metro de Santiago de Chile se detectaron el viernes pasado al filo de las 06:30 hora local, con lo cual más de un millón de personas se vieron afectadas en sus traslados a escuelas y centros de trabajo.
Los supervisores de operaciones se mantuvieron desplazados por la zona afectada por el problema, además de un análisis constante de la situación en el lugar donde se detectó la falla.
Directivos de la empresa aseguraron que todo el personal técnico y de mantenimiento trabajó hasta horas tempranas de este sábado y entre otras tareas, fue remplazado todo el cableado que se quemó por el cortocircuito.
Desde las 06:30 hora local, la principal urbe del país austral se vio sacudida por una situación inédita y sorprendente: las tres principales líneas del Metro dejaron de funcionar y buses y taxis no daban abasto.
Lo más preocupante, de acuerdo con medios locales, fue que no funcionó un protocolo de emergencia que se suponía existía para casos así.
Santiago de Chile tiene poco más de seis millones de habitantes y se cree que alrededor de dos millones y medio de personas usan el Metro diariamente.
Eric Campos, del gremio Número 1 del Metro, criticó la decisión de las autoridades de transformar el servicio en el denominado Transantiago implantado en 2007 y que combina al subterráneo con buses y micros.
Según Campos, lo ocurrido el viernes es un hecho que puede repetirse si no se adoptan medidas audaces y se pone fin a la tendencia de recortar puestos de trabajo para supuestamente hacer más rentable el ya caro servicio del Metro.
La firma atribuyó el desperfecto a un cortocircuito en los cables de alimentación de 20 mil voltios de la red neumática que entrega energía a las rutas 1, 2 y 5.
Santiago de Chile, 17 de noviembre 2014
Crónica Digital / PL