Queridas y Queridos compañeros/as:
Nuestro país vive un momento histórico.
El Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet representa, sin duda, una oportunidad de enorme envergadura para hacer viable un horizonte de cambios profundos para el país: expresa, por una parte, la convergencia política y social más amplia que ha conocido la historia de la izquierda chilena y, por otra, es portador del compromiso programático más avanzado que se ha conocido desde la dictadura militar, asumiendo en forma sustantiva las demandas que la ciudadanía ha instalado desde las calles.
De hecho, la Izquierda Ciudadana de Chile emergió como resultado de la irrupción de los movimientos sociales y ciudadanos durante el año 2011, y su constitución y desarrollo han estado vinculados estrechamente a la construcción de la Nueva Mayoría y su Programa, así como al respaldo a la vocación transformadora del liderazgo de la Presidenta Bachelet.
Desde nuestra fundación el 26 de julio de 2012, la Izquierda Ciudadana ha experimentado un significativo proceso de desarrollo y crecimiento, extendiéndonos a lo largo de todo el país. Ello ha sido el resultado evidente de haber definido, contra todos los escepticismos, una política coherente con las necesidades de progreso social de este período histórico y de haber persistido en esa perspectiva con unidad y coherencia políticas.
No obstante, existen indesmentibles señales políticas que el neoliberalismo y sus fuerzas conservadoras han emprendido todos los esfuerzos –políticos, mediáticos, económicos– para impedir la materialización del Programa que apoyó democráticamente la mayoría de las chilenas y chilenos.
Su propósito es impedir que nuestra sociedad avance en reformas estructurales al modelo de desarrollo, que posibilite un proceso destinado a acabar las desigualdades de diversa naturaleza: la distribución social de la riqueza; las inequidades territoriales y ambientales, de género y diversidad sexual; y entre los pueblos (chilenos y originarios).
Su objetivo es impedir que la educación deje de ser un bien de consumo, regulado por el mercado, y sea reapropiada por la ciudadanía como derecho social.
Su intento es impedir, sobre todo, que se establezca una nueva Constitución Política que permita construir un Estado Social de Derechos, que garantice participación ciudadana y bienes públicos.
El diseño del neoliberalismo y las fuerzas conservadoras incluye componentes que no resultan desconocidos en la historia social de lucha de los pueblos: propagar inseguridad y temor en la población, atribuyendo los efectos de la desaceleración económica a las reformas en curso y, al mismo tiempo, tergiversando las características de las mismas; tratar de generar en forma artificial un escenario de crisis política, promoviendo divisiones al interior de las fuerzas concurrentes al acuerdo político político–programático que sustenta al Gobierno y generando un clima de pugnas e incertidumbre en el seno del mismo. Las provocaciones campean el escenario, con la meta de forzar al Gobierno a modificar su orientación.
Siempre tuvimos conciencia que acometer el desafío transformador no sería un empeño exento de complejidades. Sin embargo, ciertamente se pone a prueba nuestra capacidad de contribuir al desarrollo e implementación del Programa de cambios estructurales, lo que constituye uno de nuestros sentidos esenciales y es la tarea en que, por lo demás, se hace posible profundizar nuestro crecimiento como opción y herramienta política.
Es fácil tener unidad cuando se está en el margen de los procesos sociales concretos y las acciones de colectividad no tienen impacto alguno en la realidad. Es fácil conservar la unidad cuando no se tocan, en concreto, intereses de ninguna especie. La responsabilidad política, que impone el requerimiento de la unidad, se mide en los complejos momentos en que se juega la viabilidad de un proceso de cambios estructurales. En esas coyunturas, no debe haber espacio para los cálculos de corto plazo o colocar la mirada en cuotillas de poder interno. Se instala la necesidad y la urgencia de distinguir entre lo imprescindible y lo importante, entre lo accesorio y lo determinante, en que la unidad de propósito y la cohesión política son fundamentales.
En este contexto, los convocamos a enriquecer nuestro proceso de Congreso Nacional, el primero de nuestra historia, para elevar el compromiso, la producción de proposiciones y la capacidad de luchar para el desarrollo del proyecto político emergente de la Izquierda Ciudadana. En este esfuerzo es posible que demos un salto adelante como partido, lo que permitirá intervenir con fuerza y consistencia en el escenario nacional, contribuyendo con la tarea de llevar adelante el Programa de cambios del Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
La Comisión Política de la Izquierda Ciudadana primero fue la expresión de la convergencia fundacional que dio su origen a nuestra organización. Después, ha sido ratificada en su composición y sus facultades por la soberanía de los hombres y las mujeres de la Izquierda Ciudadana en la Asamblea Nacional de diciembre pasado y en el reciente Consejo General. Una parte importante de su trabajo, operando en estrecha coordinación con la Comisión Organizadora, ha consistido en garantizar la mayor participación posible en el Congreso, para todas y todos los hombres y las mujeres de la Izquierda Ciudadana, y generar los tiempos y los espacios necesarios para el debate más amplio y profundo. Para que ello sea mejor asegurado, hemos concluido en la necesidad de reprogramar la Plenaria Final del Congreso para el 17 y 18 de enero de 2015.
Somos personas de diverso origen, con historias de lucha en dictadura y en democracia, en los movimientos sociales y en espacios políticos, somos mujeres y hombres, somos un colectivo diverso sexualmente, chilenos/as y originarios de esta tierra. Que esta enorme riqueza nos fortalezca para discutir ideas y el proyecto político, para darnos una formación orgánica democrática, para en efecto ser parte protagónica del camino para transformar Chile.
Un abrazo fraterno y revolucionario
Comisión Política
Izquierda Ciudadana de Chile
Santiago de Chile, 8 de noviembre 2014
Crónica Digital