Con índices mínimos históricos de interés y profundas divisiones entre el partido Demócrata y el Republicano, Estados Unidos enfrenta hoy las elecciones de medio término más caras de toda su historia.
A un costo que supera los cuatro mil millones de dólares, los partidos políticos tradicionales estadounidenses disputarán este martes los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 33 de los 100 asientos del Senado -ambas en poder los Demócratas-, y 38 gobernaciones de los 50 estados que conforman el país norteño.
Los Republicanos confían en que obtendrán al menos seis de los 33 asientos en disputa en la Cámara Alta y tomarán el control del Senado, pero las encuestas mostraron muy reñida la disputa entre rojos y azules.
Pero lo que más prima entre los decisores, es la incertidumbre sobre el resultado de una elecciones que puedan provocar un giro en el estado de ánimo de la nación.
El telón de fondo que presenta la actual administración demócrata, encabezada por el presidente Barack Obama, muestra una economía lenta pero en constante mejoría, matizada por unos últimos seis meses de fuerte crecimiento, señala hoy un editorial que aparece publicado en The New York Times.
Con el galón de gasolina por debajo de 3 dólares -por primera vez en cuatro años-, y la reducción del déficit, estos términos no terminan de traducirse en optimismo popular.
El diario neoyorquino subraya que los votantes están aparentemente desgastados por las luchas económicas y las olas de pánico, sobre todo por las amenazas planteadas por el grupo extremista Estado Islámico (EI) y una posible propagación del virus del Ébola.
Las encuestas muestran que el interés de los votantes en las elecciones de hoy, es sustancialmente más baja que hace cuatro años, pero la verdadera intensidad del aparato electoral ha sido generada por el gasto desmesurado de grupos políticos que emitieron más de 1,5 millones de anuncios de campaña por televisión.
Según el The New York Times, los candidatos de ambos partidos han hecho poco para inspirar al electorado.
A diferencia de los exámenes parciales en 1994 y 2006, cuando el partido fuera del poder hizo fuertes ganancias, los candidatos republicanos no tienen una plataforma definida en esta elección, ni tampoco sobre muchos aspectos específicos de la política nacional.
Es poco probable que los resultados de estas elecciones de medio término provoquen un cambio drástico de la política estadounidense.
Obama seguirá en la Casa Blanca, defendiendo su proyecto de ley para el cuidado de la salud y otros logros de su administración, contra los esfuerzos republicanos para revertirlos.
Washington, 4 noviembre 2014
Crónica Digital / PL