Los medios aseguraron una holgada victoria frente al inferior rival que se le presentaba al combinado chileno, el cual saldría con todas sus estrellas a “pasar por encima” al conjunto altiplánico. Frente a esto también se postulaba la crítica que se le hace a la selección con respecto a su juego, siendo un elenco mundialista, debiendo mostrar más cartas de las que maneja en la actualidad. Además, como el proceso de recambio generacional ha sido recién en la última década, se decía que tenemos que esperar y trabajar a largo plazo, por consiguiente es bajar la vara de lo que ahora realiza el grupo de jugadores dirigido por Jorge Sampaoli y cía.
Se agregaba a los antecedentes, que el terreno de juego era bastante mejor que el de Valparaíso, pasto corto, harta agua y se volvería el campo de batalla propicio para Chile. Sin embargo, ninguno de los vaticinios se presentó en el Sánchez Rumoroso. Tras algunas dudas en las entregas y en el traslado del balón, un error GROSERO, garrafal, inaudito, pero humano de Gary Medel facilitó la gran definición de Saucedo para silenciar el recinto de la ciudad de Coquimbo. Todo esto en los 14 minutos iniciales.
De ahí en adelante, de manera desorganizada y acelerada, se “machacó” en busca del empate, que llegó recién a 4 minutos del final del primer lapso, tras un rebote que le quedó a Charles Aránguiz, quien definió con frialdad y temple. Después del gol, se pudo ver un pequeño envión anímico que duró desde los descuentos hasta los 5 minutos iniciales del 2do tiempo.
Para congelar la transpiración, la desinteligencia de la última zaga chilena provocó otra gran definición de Saucedo, en los 6’. El ingreso de Mena, Henríquez, Millar y Hernández no logró establecer la profundidad que requería el casildense, cuando el planteamiento de Bolivia superaba la inteligencia normal con la que afrontan este tipo de partidos.
Sólo al final, con un polémico penal sobre el “Tucu” Hernández, Arturo Vidal salvó a la selección (en términos numéricos) de la vergüenza, del desastre. Poco y nada de positivo deja esta propuesta futbolística y resultado como tal, pero entrando más allá, me surge la pregunta… ¿Chile está como para ser un equipo de acción o reacción? Pensemos, este partido se dio muy parecido al que se disputó con Egipto a finales de mayo, en vísperas de la Copa del Mundo. El funcionamiento era bastante desordenado, poco efectivo y preocupante; lo similar es que se maquilló lo sustancial que dejaba el encuentro, con marcadores bastante mentirosos, que evidencian la falta de gol que sigue teniendo el equipo, y la fragilidad del sistema el cual alimenta las esperanzas de millones de obtener logros concretos a futuro.
Si el penal fallado por Guerrero el partido pasado hubiera sido al revés, quizás la historia se hubiera repetido, en verdad uno nunca sabe, pero lo que sí sabemos es que estamos perdiendo la esencia, la profundidad. La intensidad sigue, pero son chispazos de lucidez, que no sirven para hacerle frente a los grandes de Sudamérica que pretendemos derribar, y en ese sentido “Minimí” debería empezar a pensar como jugar con un referente de área y un creador clásico. Porque si me dicen que vamos a depender siempre del pase de Alexis para Vargas, acompañados de un Vidal que no está en su punto físico… Créanme que no vamos a llegar muy lejos. Poco a poco el juego se hace más lento y predecible, y quiero pensar que esto fue un tropezón, y no un punto de inflexión o una predestinación de lo que venga para la “Roja”. Porque tal como Sampaoli logró todo el 2011 con la Universidad de Chile, el segundo semestre del 2012 se fue a pique de un momento para otro.
Creo que ya improvisamos bastante en la defensa, privilegiamos mucho el mediocampo, y “elitizamos” en demasía la ofensiva. Se debió probar una nueva camada de jugadores, ya vimos demasiada individualidad, ya observamos mucha porfía. Si seguimos con este funcionamiento, poco y nada servirá todo el avance que ha ilustrado la selección desde el año pasado. Si esto continúa así, la desilusión podría ser bastante grande, dado que las expectativas que se han creado desde hace un tiempo, se han acrecentado por el desempeño frente a países de la alta alcurnia de este deporte.
Espero que este partido y las consecuencias que trae, sean una buena lección, una pausa en el camino, una correcta autocrítica, la evaluación necesaria para corregir la mayoría de los yerros que hoy por hoy dejan muchas dudas y preocupaciones en el rendimiento del equipo. Todos queremos que Chile crezca en el nivel deportivo, pero démosle la oportunidad a quienes tomarán este proceso en el futuro. Aprendamos a jugar, y a vivir sin Alexis, Vidal, Medel, Vargas, Díaz, etc. Sólo así, sabremos de qué estamos hechos, y cómo podemos afrontar el desafío que a futuro nos convoca, creo que deberíamos ser un equipo de acción, como el año pasado, pero en vistas de lo que hoy vislumbra nuestra propuesta, reaccionemos ante las trampas que nosotros mismos nos hemos colocado…
Por Vicente Vásquez Feres
Crónica Digital, 15 de octubre 2014
Que buena columna Vicente, interpreta fielmente lo que vimos en el partido…