Lauren Bacall, la actriz cuyo fallecimiento conmociona hoy al mundo del cine, recogió en 2010 un Oscar de Honor para sorpresa de muchos que la creían muerta hace años.
Con su peculiar humor corrosivo, quizás adquirido en una década de matrimonio con el duro Humphrey Bogart, Bacall alzó la estatuilla y dijo al público que se sentía feliz de estar viva, “algo que sin dudas ha sorprendido a algunos de ustedes”, acotó.
La última gran leyenda de la época dorada de Hollywood, célebre por sus ojos verdes y su voz de “femme fatale”, murió ayer a los 89 años de edad, en su hogar, víctima de un derrame cerebral.
Su partida llega cuando los cinéfilos del mundo aún no asimilan la muerte del actor Robin Williams, vistiendo de luto al séptimo arte, que de golpe ha perdido a dos leyendas del celuloide.
“Con profunda tristeza, pero con mucha gratitud por su increíble vida, confirmamos la muerte de Lauren Bacall”, indicó en un mensaje la familia de Bogart, el primer esposo de la diva de largas piernas.
Stephen Bogart, uno de los dos hijos del matrimonio, dijo al The New York Times que su madre vivió “una vida maravillosa y mágica, que habla por sí misma”.
Estrellas como Barbara Streisand, Mia Farrow, John Cusack o Roger Moore hicieron público su dolor por la muerte de quien se resistía a ser considerada una leyenda, “porque las leyendas están muertas”.
Betty Joan Perske, su nombre real, nació en 1924 en Nueva York, donde estudió actuación, hasta que Bogart la descubrió a los 19 años y fue su pareja en “To Have and Have Not”, de Howard Hawks.
Ambos volvieron a trabajar juntos en las películas noir “The Big Sleep” (1946), “Dark Passage” (1947) y “Key Largo” (1948), que casi encasillan como un frío símbolo sexual a quien fue tan versátil.
Trabajó junto a monstruos como Marilyn Monroe, Paul Newman, Sean Connery, Ingrid Bergman, Albert Finney, Peter Ustinov, Gregory Peck o Alec Guinness, en cintas que le exigieron desdoblarse.
Pese a todo, solamente fue nominada una vez a los Oscar, en 1996 por El espejo tiene dos caras, y perdió ante la francesa Juliete Binoche por El paciente inglés.
En 2010, a los 85 años de edad, la Academia de Hollywood al fin le entregó un Oscar honorífico por sus siete décadas de carrera, y sus palabras de agradecimiento fueron para Hawks, por darle la oportunidad de trabajar junto a Bogart.
Crónica Digital, 13 de agosto 2014