Muchas personas se preguntan por qué tantos libros, revistas, películas y material de todo tipo hablan tantísimo del orgasmo femenino y muy poco del orgasmo masculino. Y es que para los hombres, el éxtasis está casi siempre unido a la eyaculación (aunque no es lo mismo eyaculación que orgasmo), y no es tan común que presenten problemas para lograrlo, como en el caso de las mujeres. Pero sucede que un varón puede igualmente andar con dificultades de este tipo, ya que es posible tener un orgasmo sin eyacular, y viceversa.
Los hombres que van envejeciendo y tienden a presentar dificultades sexuales han sido estudiados en nuestro medio. Un grupo de especialistas, entre ellos el doctor Manuel Gómez Alzugaray, del Instituto de Endocrinología, realizaron un estudio en hombres de la tercera edad, de la cual ofrece para este artículo algunos datos.
Sorprendentemente, los casados o con relaciones estables, tenían mayores manifestaciones de disminución de la calidad de la erección que aquellos solteros, viudos o divorciados, los cuales mostraron menos estas situaciones.
La explicación que aportan los expertos al concluir su estudio es que los hombres casados o con parejas estables, se sienten más obligados a cumplir con su «deber» de esposo, mientras aquellos que no poseían un compromiso establecido, lo hacían con menos frecuencia o cuando encontraban alguna pareja que los motivaba a una cita erótica. Por lo común, no se sentían presionados ni violentados consigo mismo para quedar bien con la otra persona o hacer su «papel». Esto les otorgaba seguridad, autoestima alta y tenían menos quejas.
El profesor Alzugaray considera, asimismo, que después de los 65 años, las relaciones de pareja tienen un fuerte componente afectivo, gustan de disfrutar una buena compañía y un buen momento que aquella carrera juvenil de «liberar tensiones». Prefieren acariciar ensueños, antes que llevar a cabo competencias deportivas de sexo.
El orgasmo en el hombre maduro se mantiene, y en términos sencillos puede compararse con la sensación que él tiene cuando es inminente la eyaculación que, aunque pueda estar disminuida, siempre causa una sensación plácida y muy benefactora, puntualiza el experto.
Para el hombre esto es imposible fingirlo, comenta, debido a que primero tiene que lograr una erección que haga posible la penetración, o sea, una acción activa que no le permite fingir el orgasmo. Antes, cae en la angustia o intento de lograr lo primero.
El doctor Alzugaray, con años de experiencia en consultas para hombres, reconoce igualmente que esta investigación, «Cambios en la erección de adultos mayores, su relación con las concentraciones de testosterona y otros factores biopsicosociales», cuya muestra fue de 510 varones mayores de 60 años, realizada en La Hababa, en 2010, es el primer intento de acercamiento a un tema bien complejo, para el cual no siempre hay explicaciones lógicas.
El comportamiento humano es muy diverso, y estudios como este pueden tener un sesgo falseado, ya que se basan en las declaraciones de las personas, y se sabe que no siempre se dice la verdad o, de alguna manera, se tergiversa la información que ofrece. Veamos ahora otros matices del asunto:
Eyaculación y orgasmo, no es lo mismo
Hemos recibido varias cartas con la misma consulta: «Mi pareja no siempre eyacula cuando hacemos el amor, ¿eso qué quiere decir, que ya no le gusto lo suficiente?»
Una cosa no tiene que ver con la otra. Como ya dije anteriormente, mujeres y hombres creen que en el varón, la eyaculación y el orgasmo son la misma cosa, pero no es lo mismo. Un hombre de cualquier edad puede tener eyaculación sin orgasmo y orgasmo sin eyaculación, aunque por lo general, ambas cosas van unidas.
Pueden algunos varones padecer de la llamada eyaculación retrógrada, que como su nombre lo indica, el semen no es expulsado hacia el exterior, sino que va hacia atrás, y pasa a la vejiga donde es expulsado con la orina.
A quien le sucede esto (y a su pareja), suele pensar que algo no funciona bien, a pesar de que hay erección normal. El orgasmo, y sobre todo la eyaculación, tiene para los hombres una importancia desmedida, mucho más significativa que lo que realmente debía.
Las representaciones en los medios de las relaciones sexuales han contribuido al encumbramiento del orgasmo, a su reinado absoluto, como si otras veleidades no tuvieran valor entre dos seres que se unen para darse placer.
Me contó un hombre maduro, quien escribió anónimamente, que padecía de eyaculación retrógrada, y terminaba fingiendo sus orgasmos para no descubrirse ante su novia, mucho más joven. No deseaba dar la imagen de alguien que no anda «como debe ser», o como él mismo dice: «una vela que se está apagando», que no responde a las exigencias de una chica hermosa con habilidades y destrezas para estremecer al más soso.
Esta mail me sorprendió realmente. Primero, porque un notable porcentaje de hombres son poco dados a contar sus problemas sexuales, aunque esta conducta ha cambiado. Así lo constato entre los varones jóvenes que me escriben, quienes tienen menos prejuicio y son más abiertos a las ayudas y confidencias.
A aquellos que peinan canas, les es mucho más difícil abrir su corazón y menos escribir en busca de orientación.
No hay que inquietarse ni ver el asunto de manera sombría. Es necesario únicamente la voluntad de asistir a un especialista y hablar con la pareja acerca de lo que está sucediendo. El apoyo y la comprensión del ser amado es fundamental para resolver cualquier situación de índole sexual. Y es que en el acto íntimo interactúan dos personas y, por tanto, logros o deficiencias tienen que ver con ambos.
En la fase del deseo, que es primordialmente emocional, los hombres pueden fingir, pero en la siguiente, la de excitación, es el punto neurálgico del varón, ya que en él se debe producir un mecanismo fisiológico que lo pone en evidencia, el pene se pone erecto o no, durante la cual el varón no puede fingir.
Esto no significa, necesariamente, que no sienta deseos; las posibilidades de no tener erección se puede deber a factores muy diversos. Existen en la literatura muchos ejemplos de querer y no poder.
Cada vez, a nivel mundial, más personas presentan dificultades sexuales, y muchas responsabilizan a la vida moderna, la carrera contra el tiempo y el estrés, que es el pan nuestro de cada día. Sucede entonces que alguna parte de nuestro organismo se quiebra, muchas veces aparecen úlceras, hipertensión, problemas coronarios, pero muy a menudo también la sexualidad paga el plato roto.
No es algo insólito entonces tener problemas sexuales, más bien resulta común. Tomarlo así, sin tragedia, y con inteligencia emocional, es la mejor forma de ayudarnos y ayudar a nuestra pareja para continuar por el buen camino del entendimiento erótico.
Sí es una verdad indiscutible que mientras más conocimientos se posea sobre un asunto, mejor será la actuación, destrezas y habilidades que se van adquiriendo.
Cuestión psicológica
Por lo común, los varones sanos están acostumbrados a llegar al orgasmo sin dificultad, y cuando se presenta este problema, tienden a ponerse nerviosos, ansiosos, no saben cómo reaccionar ante la pareja, y si no es de total confianza, más aún. La falsa «hombría» hace que no se atiendan de inmediato, y ahí empieza el problema mayor.
Por Aloyma Ravelo
Tomado de http://www.mujeres.co.cu/
Santiago de Chile, 13 de marzo 2014
Crónica Digital