Comenzamos con Eduardo Embry, un escritor chileno radicado en Inglaterra, este espacio dedicado a la literatura nacional. Daremos prioridad a los escritores de provincia, a los que por diversas razones viven fuera del país, se trata de buscar nuevas voces, distintos registros, dar cuenta de la diversidad, tan nombrada y pocas veces practicada, veremos cómo nos va, un abrazo para todos los creadores, desde el equipo de redacción de Crónica Digital.
De las mejores sillas
He pensado traer a este país las mejores sillas,
para el desembarco de amigos y amigas,
de acuerdo a la gran suavidad de sus cuerpos,
buscaré en las mejores sillerías
las sillas que no hablen
leseras mientras se las ocupa,
sillas fuertes para guerreros,
sillas finas para muchachas alegres,
eso es lo que he pensado,
traer a este país, pájaros transparentes
hechos de ramas secas,
que no necesitan árboles
para hacer sus nidos, simplemente
pájaros de pájaros
que reinen donde ponga yo
sillas de oro y de plata,
donde ahora ya no hay reinos;
parecieron los hombres,
vinieron con alto ánimo
en gran número de caballeros,
todo tiempo pasado fue peor
mala vida se daba a los campesinos,
a fieles servidoras del hogar,
de quienes nunca se conocieron sus amores,
ni cuál, la pobre dieta que les daban.
Física amorosa del cielo
El horizonte de sucesos en la física del cielo,
es cuando me tocas,
en consecuencia,
hablo de la teoría de la relatividad de Einstein,
sólo para reírnos un poco;
me acuerdo de los chinos,
cuando una pareja se acerca a la otra,
tienen miedo de tocarse
con la nariz, se divierten;
así es el horizonte de sucesos
que habla la astronomía moderna,
peligro hay en las orillas
que circundan el agujero negro
que no puede superar nada
que esté atrapado dentro del mismo,
ni siquiera la luz apagada
de la lamparita que está sobre le velador;
según un experimento de la escuela clásica,
un astronauta que cayese en un agujero negro,
pasaría el horizonte de sucesos
sin notar nada especial,
ni una estación rural en el espacio,
ni un arbolito,
en su absoluta caída, como tú y yo,
el astronauta se estiraría como un espagueti
para acabar completamente aplastado
en el núcleo
infinitamente denso
del agujero.
Sermón en el desierto
La azúcar se saca de la caña,
la caña se cultiva en zonas tropicales,
para el cultivo requiere
de agua y suelos adecuados,
la caña asimila bien la radiación solar;
se propaga mediante
trocitos de caña; de cada nudo
sale una planta nueva,
la caña crece, asimila
azúcar por el tallo,
el tallo lleno de azúcar
cuando está maduro
se corta;
la caña
se puede cosechar
con las manos o con grandes máquinas,
hacen la cosecha manual
las personas con machetes
que cortan los tallos;
los tallos en chorras se llevan a las fábricas;
las bebidas gaseosas, los licores,
los vinos y los pasteles
contienen mucha azúcar,
con azúcar las personas engordan;
a las personas gordas
les viene diabetes,
la diabetes envenena la sangre;
a las personas enfermas
se les corta o las piernas
o los brazos;
el corazón de las personas
con diabetes no funciona;
las personas
con mucho sobrepeso encima,
por exceso de azúcar,
bailan, brincan, viven felices.
De cómo la sociedad engorda
Desesperación y ruidos
hay en las agencias del gobierno,
los poetas de hoy se alejan
de la poesía
y a todo esto mi corazón,
no dice nada;
aumentan por todas partes
personas milagrosamente hinchadas,
los recién nacidos
vienen con piernas robustas;
hay que hacer algo, cada
mañana al levantarme
me mido el culo,
cada vez está más hinchado;
voy a la farmacia,
verdulería,
supermercado,
visito a los entendidos,
nadie me da convincente respuesta
de cómo revolver estos males,
y a todo esto, mi corazón,
no dice nada
¿o me arranco de raíz mis dientes
o cambio la dieta de pan y agua
por una merienda de flores?
algo se hace por otros lados,
en la ciudad de Nueva York
se ha prohibido beber agua con azúcar,
todo el mundo engorda,
pero es lindo ver
gordos y gordas,
que no creen en el fin del mundo,
se acercan, se abrazan, brindan
con pasteles y cremas,
se muerden las orejas, apagan la luz,
con toda delicadeza, tornan
sus cuerpos invisibles,
se hacen delgaditos,
desaparecen sólo por un rato.
Eduardo Embry (Valparaíso, 1938). Poeta. Luego del golpe de Estado de 1973, parte exiliado rumbo a Inglaterra. Publicó su primer libro de poemas, titulado “Vigilias”, en 1962. A este libro siguieron: “Los ángeles caídos y otros poemas” (1965), “Piedra y sentimiento de Puerto Claro” (1966), “Poeta en Valparaíso” (1969), “Poder invisible” (1974), “La vaca del señor Don Gato” (1980), “Poesía de amigos” (1983), “Locuras de Tarot” (1985), “Para Santos y Herejes” (1990), “Breviario de la memoria” (1997), “Doble clic” (1999), “Arte de marear” (2010), entre otros .
Santiago de Chile 30 de enero 2014
Crónica Digital