Miles de estadounidenses protestaron hoy en esta capital contra las actividades de vigilancia y espionaje de las agencias gubernamentales.
Organizados por activistas sociales, figuras del cine y grupos como la Unión Americana de Libertades Civiles, Freedom Works y Mozilla, los participantes en la marcha denominada “Stop Watching Us” (Paren de vigilarnos) demandaron el cese de estas acciones calificadas por muchos como violatoria de sus derechos.
La acción coincide con el 12 aniversario de la firma de la Ley Patriota, un instrumento aprobado por el Congreso tras los ataques contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001.
Sobre esa norma, el representante Jim Sensenbrenner (R-Wisconsin), su autor, planea introducir una legislación la próxima semana para frenar los poderes de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
La legislación reforzaría la Sección 215 de la mencionada Ley para poner fin a una recopilación mayor de la NSA de los registros de todas las llamadas telefónicas de Estados Unidos.
Sensenbrenner expresó su indignación porque la NSA utiliza la Ley Patriota para recopilar registros de millones de estadounidenses que no eran sospechosos de ningún delito.
Esto es algo que el Congreso nunca habría autorizado”, dijo en un discurso en el Instituto Cato a principios de este mes cuando llamó a los legisladores a no dudar en parar y detener esas prácticas rápidamente.
La protesta en esta capital tiene lugar en medio de una crisis diplomática provocada por las denuncias de que la NSA interceptó los teléfonos de 35 líderes del mundo en un esfuerzo de vigilancia de gran alcance.
El evento sigue a un día de cabildeo en el que los críticos de la vigilancia de la NSA llamaron al Congreso a frenar a la agencia y llevar a cabo la supervisión adicional de sus actividades.
El escándalo causado por el espionaje de la NSA se transforma rápidamente en un dolor de cabeza interno para la administración de Barack Obama, y en un fiasco global de relaciones públicas para el gobierno, señala hoy el diario digital Politico.
Si bien las perspectivas de una reducción legislativa o judicial del programa de seguimiento de llamadas en el país son dudosas, el daño de las revelaciones públicas sobre la vigilancia mundial de la NSA ya es evidente, y parece crecer, agrega la publicación.
Washington, 27 octubre 2013
PL