Las circunstancias históricas del presente nos han puesto ante una definición política trascendente.
En nuestra calidad de periodistas y de ciudadanos nos corresponde responder ante un deber cívico ineludible: elegir, decidir, determinar una perspectiva para el país, para las futuras generaciones, para la sociedad en su conjunto.
Ante nosotros se levanta una disyuntiva crucial: elegir no solo un Presidente o Presidenta, sino que un modelo de sociedad, una arquitectura socio económica, una estructura de institucionalidad.
En definitiva debemos decidir sobre el carácter, contenidos, y perspectivas de la democracia que debemos construir.
Vivimos un cambio de época, el fin de un ciclo histórico, y el renacer de nuevas esperanzas, de nuevos protagonismos y la apertura de nuevas perspectivas, como ha quedado en evidencia con el impacto emocional y político de la conmemoración de los 40 años del Golpe de Estado, el remecer de conciencias, el asumir de responsabilidades por acción y por omisión.
El país ha cumplido etapas en su recuperación democrática tras la noche de la dictadura militar-empresarial, que nos agredió y ofendió durante 17 años, y que ha mantenido su sombra ominosa, a través de un modelo de dominación expresado en lo político, en lo económico.
En verdad no estamos conformes. Estamos molestos.
En nuestra área de actividad profesional y de responsabilidad social, el sistema político no ha respondido plenamente a las expectativas de la recuperación democrática.
El diagnóstico ha sido claro, y lo hemos expresado como Colegio de Periodistas en nuestros congresos nacionales, que nos han entregado mandatos que nos convocan y nos desafían: la tarea central y permanente del Colegio es la defensa, profundización y ampliación de la libertad de expresión y de prensa, y el derecho a la información, como un derecho humano que determina la calidad de la democracia, contra lo que conspira la monopolización de los medios, la legislación represiva y las presiones que se ejercen desde los poderes políticos, económicos y fácticos del país.
La democracia necesita una prensa responsable de su rol social, de contribución a la profundización y ampliación de la democracia, de ser cauce de expresión de las demandas sociales, de ser una voz crítica, quizás molesta, pero responsable, del mundo político, de los poderes, de las instituciones.
Chile precisa y merece una práctica política que garantice la diversidad de voces sociales, la pluralidad, la transversalidad en medios de comunicación, la promoción de las voces populares, sindicales en el ámbito de la opinión, en la formulación de ideas, y en el ejercicio de la discusión colectiva.
Este es el momento de hacer patente este reclamo ciudadano. Hay muchos protagonistas sociales, regionales, de las minorías sexuales, de los pueblos aborígenes y otras expresiones culturales, de género, etáreas que buscan expresión y hacen oír sus voces.
La presente concentración de los medios de comunicación, el duopolio que monopoliza los medios, y uniforma el mensaje político que expresan, el rol determinante, abusivo de los poderes económico en las definiciones editoriales, atentan contra el rol de los periodistas de informar con libertad, del pueblo a ser informado con objetividad y pluralidad de puntos de vista y a su derecho de expresarse.
Por esto estamos aquí, adhiriendo a la candidatura presidencial de Michelle Bachelet, porque entendemos que en el torrente ciudadano que la llevará a la Presidencia de Chile, está el germen, la determinación del cambio que queremos.
Lo hacemos con responsabilidad ciudadana, concientes de que el acto electoral importa, de que nuestro voto se suma a la decisión de una mayoría de chilenos, que expresa una vez más, en la historia, su voluntad de ser protagonistas de su destino, a través de la participación social.
La propuesta política de Bachelet abre las puertas a un nuevo orden constitucional reclamado por las mayorías Y una nueva Constitución debe garantizar a todos los chilenos el ejercicio efectivo de la libertad de expresión y no sólo a quienes tienen el poder económico para crear medios de comunicación.
Votar por Michelle Bachelet, implica además nuestro compromiso por aportar en nuestro campo, en nuestro gremio, por avanzar, con unidad y con decisión, a una ampliación y profundización de la democracia, de la justicia social, de las libertades.
Así entendemos nuestro compromiso ciudadano de hoy.
Tenemos además tareas específicas que debemos ser capaces de impulsar como gremio. Quizás el ejercicio de la unidad en torno a las tareas ciudadanas, político electorales de hoy, nos ayuden a formularnos objetivos gremiales de mañana.
Ese ha sido el sentido de nuestro proyecto de “Nueva Aurora”. Y así entendemos y asumimos el concepto sustancial de la “Nueva Mayoría”: un proyecto y un proceso en marcha.
Lo dijimos ayer al presentar nuestras ideas y nuestro pensamiento al darle vida a “Nueva Aurora”:
“Los periodistas no somos simples testigos de este acontecer. Históricamente, desde la época de Camilo Henríquez, los periodistas hemos sido protagonistas y hemos hecho nuestras las aspiraciones ciudadanas de libertad, de justicia, de equidad, de progreso.
Nuestro Compromiso de hoy corresponde a nuestras convicciones de siempre, y lo que hemos impulsado, con perseverancia y decisión de manera permanente”.
Y la invitación de hoy a los ciudadanos y a nuestros colegas, es a sumarse por un Chile de todos, por y con Bachelet.
Por Marcel Garces.
Santiago de Chile, 23 de octubre 2013
Crónica Digital