La situación respecto al tema del cierre del gobierno y el enfrentamiento sobre el techo de la deuda en el Congreso de Estados Unidos no debe cambiar mucho hoy, según advierten medios de prensa.
Demócratas y republicanos siguen sin ponerse de acuerdo, mientras el país entró en su octavo día de parálisis gubernamental o shutdown y se acerca, peligrosamente, a la fecha límite del 17 de octubre antes de la cual debe pactarse un nuevo tope de la deuda pública, ahora en 16,7 billones de dólares.
Los demócratas han lanzado una petición dirigida a forzar una votación sobre la legislación que pondría fin al cierre del gobierno, pero se necesitan 218 votos en la Cámara de Representantes.
Grupos empresariales consideraron ayer que el Congreso y la Casa Blanca deben encontrar una manera de superar sus diferencias y aprobar ambos proyectos de ley, especialmente la factura del techo de la deuda.
El secretario del Tesoro Jack Lew testificará ante el Comité de Finanzas del Senado el jueves sobre ese tópico y las consecuencias de un eventual incumplimiento por parte de Estados Unidos a sus pagos.
Por su parte, el presidente Barack Obama dijo la víspera que está dispuesto a discutir con los republicanos el presupuesto gubernamental con tal de poner fin al cierre parcial que afecta al gobierno desde el pasado 1 de octubre.
Aunque insistió que una condición innegociable previa es que los republicanos desbloqueen el presupuesto y la negociación del techo de la deuda.
Obama respondió así a las aseveraciones del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien prometió el domingo no elevar ese tope si antes no se producía una “conversación seria” sobre lo que, a su juicio, genera el fenómeno.
Los demócratas estiman que es irresponsable e imprudente aumentar el riesgo de que el país entre en una moratoria de pagos por posiciones semejantes.
El gobernante pidió acabar con esta incertidumbre y que los republicanos voten el financiamiento para sacar a la administración federal de esta parálisis, una situación similar a la vivida hace 17 años durante el mandato de William Clinton.
Obama recordó que un eventual default tendría consecuencias catastróficas para la economía estadounidense.
Los republicanos conservadores en la Cámara de Representantes se han resistido a la financiación del gobierno para el año fiscal en curso hasta obtener concesiones de Obama que retrasaran un año más la entrada en vigor de ley de salud promulgada por él en 2010.
La más reciente confrontación sobre el techo de la deuda, en agosto de 2011, por lo tanto, una resolución similar de última hora sigue siendo una posibilidad en esta ocasión.
Según reveló a más reciente encuesta, el 70 por ciento de los estadounidenses desaprueba el manejo de los republicanos en el Congreso al tema de las negociaciones presupuestarias.
El resultado elevó la opinión negativa siete puntos porcentuales respecto a similar tanteo a finales de septiembre, indicó el sondeo de The Washington Post/ABC News.
La propia encuesta señaló que el índice de desaprobación hacia los demócratas es de 61 por ciento y que 51 por ciento de los entrevistados no está de acuerdo con la manera en que Obama conduce la actual crisis presupuestaria.
El gobierno federal entró en su segunda semana con un cierre parcial sin final a la vista, el cual amenaza a miles de empleados y ha costado cerca de dos mil 100 millones de dólares.
Medios digitales alertan que ya los ciudadanos del país comienzan a cuestionarse cuál será el impacto directo en sus bolsillos del llamado shutdown cuando, por ejemplo, los productores agrícolas dicen que un galón de leche podría duplicarse en los próximos meses hasta llegar a los ocho dólares.
Washington, 8 octubre 2013
PL