Los partidos tradicionales que agrupan a la derecha paraguaya pasarán en los próximos días a ser nuevamente aliados tras enfrentarse en las últimas elecciones, confirmaron hoy algunos de sus dirigentes y medios de prensa locales.
Ello fue resultado de reuniones entre el presidente electo, Horacio Cartes, a nombre del Partido Colorado; y sus adversarios electorales del Partido Liberal, en las que coincidieron en distribución de cargos en el Congreso y otras instancias de poder.
Cartes y los colorados alcanzaron amplia mayoría en la Cámara de Diputados, pero al igual que los liberales, no lo lograron en el Senado, clave para la aprobación final de las leyes.
Inicialmente, el mandatario electo se inclinó por un tipo de coincidencia con el Frente Guasú, coalición de partidos y organizaciones sociales de izquierda, que cuenta con cinco bancas en la Cámara alta, suficientes para conformar la deseada mayoría.
A esos efectos hizo una visita a la residencia del expresidente Fernando Lugo, máximo dirigente del Frente, pero éste explicó que las posibilidades de entendimiento debían ser alrededor de una agenda parlamentaria que, en principio, pareció aceptar Cartes.
El Frente no pidió cargos, sino unir esfuerzos para el regreso de Paraguay al Mercosur, detener las negociaciones con la transnacional Río Tinto Alcán y defender en el presupuesto las partidas destinadas a los programas sociales.
La posibilidad de aceptación por Cartes de esos planteamientos movilizó a los sectores ultraderechistas, que iniciaron una feroz campaña contra Lugo, en realidad destinada a disuadir al presidente electo de cualquier acuerdo con la izquierda.
La presión política, apoyada en los principales medios de difusión, pareció surtir efecto, a juzgar por las noticias no desmentidas de la firma del acuerdo colorados-liberales el viernes.
Las bases divulgadas de ese entendimiento serían ceder a los liberales, derrotados en los últimos comicios, la presidencia de la Cámara de Diputados y puestos principales en la mesa presidencial y comisiones del Senado.
Igualmente, beneficiarlos con cargos en el Tribunal Electoral y, sobre todo, con un “pacto de caballeros” para que los funcionarios del gobierno saliente de Federico Franco tengan impunidad ante cualquier acusación de corrupción.
Es que algunos de nuestros ministros se portaron mal y debemos protegerlos, dijo un dirigente del Partido Liberal al diario Ultima Hora, como justificación a ese punto del pacto.
Si en las próximas horas o días todo lo anterior se materializara, colorados y liberales volverían a encontrarse unidos al igual que el pasado año en que coincidieron en aprobar el golpe de Estado parlamentario para destituir al entonces presidente Fernando Lugo.
De paso cerrarían el paso a cualquier intento de variar la característica bipartidista del sistema político vigente en Paraguay, denunciado por la izquierda como punto de apoyo de grandes intereses económicos nacionales y extranjeros.
Por Javier Rodriguez Roque
Asunción, 20 de junio 2013
Prensa Latina