El siguiente es el texto original completo del Informe presentado por la Comisión Política al Comité Central del Partido Comunista, para la decisión relativa a la candidatura presencial de la oposición en las primarias del 30 de junio.
“INFORME AL PLENO DEL COMITÉ CENTRAL.
El Pleno del Comité Central fue convocado para decidir la postura de nuestro Partido en las primarias presidenciales y también hacer una valoración de lo avanzado en materia parlamentaria y programática.
Antes de conocer la propuesta sobre decisión presidencial de la Comisión Política es preciso entregar elementos para realizar un intercambio acerca del marco político en que se da esta discusión y entregar antecedentes sobre la negociación parlamentaria las cuales, como ustedes saben, se suspendió el primero de mayo, con la decisión de no inscribir candidatos para participar en las primarias parlamentarias.
En el XXIV Congreso Nacional de nuestro Partido, cuyos acuerdos fueron ratificados por la Conferencia Nacional, llegamos a la conclusión de que era preciso avanzar hacia la constitución de una gran convergencia político social con vistas a abrir paso a un Gobierno de Nuevo Tipo en nuestro país, caracterizado como un gobierno de transformaciones profundas, que lleve a la democratización del país, a la sustitución del actual modelo económico por uno más igualitario y de justicia social, y que sustituya el centralismo y la falta de representación, por una institucionalidad basada en la participación real del pueblo en las principales decisiones políticas.
Vemos tal posibilidad como un proceso de acumulación de fuerzas diversas, de centro y de izquierda, que se haga parte de los objetivos históricos que plantea el movimiento social, cuyas demandas se han explicitado en la movilización y la lucha multitudinaria, que se ha mantenido por todo el periodo y sigue adelante con inusitado vigor.
Efectivamente, es la movilización social la que ha puesto más en evidencia la necesidad histórica de la convergencia político social y –como se desprende de lo señalado en el mismo Congreso- la velocidad, la pertinencia, la posibilidad y la efectividad de los cambios dependerá en gran medida de esta presencia activa del movimiento social durante todo el proceso de construcción y cumplimiento del Programa que asuma la Nueva Mayoría.
En este proceso de construcción y acumulación de fuerzas que haga posible transformaciones de fondo, es imprescindible derrotar a la derecha en la próxima contienda electoral, en la elección presidencial, en la de senadores y diputados y en la de los CORES.
Un segundo gobierno de la derecha significaría un fracaso absoluto del movimiento social y de quienes estamos por llevar adelante las demandas del pueblo. Sería un profundo retroceso para el país.
El último mensaje a la Nación de Sebastián Piñera tuvo un claro contenido ideológico, que marca una línea de acción política dirigida a mantener la situación imperante, sin cambios sustanciales, con la elección de un nuevo Presidente de derecha, a fin de proteger los privilegios alcanzados por los capas dominantes, en base a la profunda brecha de desigualdad que agobia a la mayoría del país.
La derecha, tanto desde el gobierno como desde sus principales partidos, ha comprendido que la disputa que hoy existe en Chile y que se profundizará en los próximos años, no es de alternancias para un consenso de ajustes menores a la institucionalidad neoliberal vigente, como es su propósito, sino más bien sobre cuál es el rumbo que adopta el país en materias como desigualdad, democracia y modelo de desarrollo social y económico.
El Presidente Piñera, en su discurso de Cuenta Público del pasado 21 de mayo, reflejando el temor de la elite dominante, puso los énfasis en la posibilidad cierta de que la hegemonía neoliberal no sólo sea confrontada sino que sea desterrada de la convivencia y las conciencias de nuestro pueblo.
Su intervención que partió aludiendo al “desarrollo inconcluso de Chile”, con una oratoria de exaltación del esfuerzo y sacrificio de las clases dominantes, busca dotar a la derecha, frente al evidente agotamiento y cuestionamiento de la prevaleciente mirada neoliberal, de un ideario que sea la base para la revitalización y actualización del proyecto de dominación social que hoy la derecha siente en riesgo.
Estos tres años de gobierno de derecha, defendidos afanosamente por Piñera en su intervención ante el Parlamento, apelan y se sustentan en un fuerte contenido ideológico, cuyo propósito es tanto preservar la obra de la dictadura que se expresa en la Constitución y en el modelo económico, como la de legitimar los principales postulados del neoliberalismo, bajo el formato de la defensa de un “modo de vida” que pretende hacer dóciles las conciencias y limitar las capacidades de lucha de la sociedad.
Por ello, lo que está en disputa es de alto contenido ideológico; se encuentra en colisión el contenido de una vieja y excluyente sociedad, con la perspectiva de justicia e igualdad social de una nueva sociedad. Como nunca hasta hoy, está tan al centro la contradicción neoliberalismo o democracia.
Para el gobierno, defender lo que hoy existe, bajo la noción de “Sociedad de Oportunidades, Valores y Seguridades”, es tratar de validar y proyectar la sustancia de la actual convivencia neoliberal, sin trepidar en alterar datos, falsear instrumentos y mentir sobre los resultados.
Los datos proporcionados en la pasada cuenta presidencial, se sitúan en ése esfuerzo por consolidar la gobernabilidad excluyente, mintiendo descaradamente sobre la creación de empleo y la calidad del mismo, alterando los instrumentos de medición, buscando atenuar la desigualdad y fortalecer el clientelismo político mediante políticas sociales en base a bonos, pero en ningún caso abordando el origen de la desigualdad, que no es otra que la pérdida de empleo digno y salario justo. Ya no hay propuestas sobre derechos laborales y el gobierno está impertérrito en cuanto a mantener el lucro en la educación.
Por cierto, el movimiento social que se apresta a nuevas acciones reivindicativas, no puede aceptar tales planteamientos. La CUT llamó a un Paro y gran convergencia y presencia de lucha para el 11 de julio próximo al que contribuiremos para su pleno éxito.
Los escándalos producidos con motivo de los resultados del fallido Censo 2012, las irregularidades en el INP, las distorsiones en la medición de la pobreza, el abusivo cobre de comisiones e intereses por parte de Cencosud y también de la Banca, el perdonazo a Johnson por el Servicio de Impuestos Internos, el drama de la Universidad del Mar, entre otras, la ganancias ilícitas de un grupo de Universidades privadas y la reciente denuncia de cómo se aprobó la Ley de Pesca, concitan el repudio y rechazo a este sistema impuesto que perdura en el tiempo.
Piñera, en un intento por prestigiar los actuales parámetros de convivencia social del gobierno, sostiene un concepto de calidad de vida en base al incremento del consumo y situándolo como factor central de la cohesión social, no obstante el creciente endeudamiento y los abusos en todas las esferas de la economía a los que se ve sometido el pueblo chileno.
Apela a los resultados de los negocios de las grandes empresas con estadísticas sobre el aumento del uso de teléfonos celulares; de coberturas en educación, sin importar el sentido y calidad de la misma; de un indicador macro económico de per cápita de 20 mil dólares, que está lejos de lo que realmente perciben como ingreso la mayoría inmensa de los trabajadores y las chilenas y chilenos.
Parte importante de nuestra labor en la base social es desmontar este montaje mediático que representa el mensaje presidencial, porque es posible que dichos embustes sean efectivos en base al uso hegemónico y abusivo de los medios de comunicación, penetrando en un pueblo con todavía muchas debilidades en la capacidad de análisis sobre las causas profundas de su precaria situación en el orden económico o social.
En el discurso del Presidente quedó clara la intención de resguardar el modelo, incluso al precio de coartar al máximo la movilización social, apelando a supuestos valores de republicanismo, tratando de imponer una actitud sumisa del pueblo, que en otras palabras significa elevar los grados de represión.
Este modelo sólo puede seguir su trayectoria de acumulación y exclusión si se conservan y acentúan los valores de una sociedad individualista y reaccionaria. Esto es con lo que se pretende legitimar este tipo de gobierno, y es lo que está en debate y cuestionamiento. Pero, para bien y como horizonte de las futuras luchas sociales, se encuentra en gestación una nueva concepción de sociedad, un nuevo país, cuyo énfasis esperamos sea una experiencia a desarrollar que se aleje al máximo de la lógica neoliberal, siendo prioritario incidir mucho más en una base social y las dirigencias políticas que las representan, que aun no se liberan de un sentido común asimilado al neoliberalismo.
Debemos hacer los máximos esfuerzos para evitar el riesgo latente de que, no obstante los logros del movimiento social y del crecimiento de las luchas sociales, la derecha se perpetúe en el poder y logre reinstalar una gobernabilidad en retirada.
Esto es más imperativo aun porque la situación es propicia para derrotar una derecha que se debate en una crisis y no logra remontar en las encuestas. En su desesperación llevaron adelante acciones conspirativas entre el gobierno y los principales dirigentes de RN y la UDI para defenestrar a Golborne, porque sus propuestas algo erráticas y populistas desnaturalizaban el modelo. Por otra parte, Longueira, que lo reemplaza, ha provocado consternación con la nominación a dedo de candidaturas parlamentarias.
Los candidatos de la derecha, Allamand y Longueira, entendieron claramente la disputa de contenidos políticos, económicos y culturales por las que atraviesa Chile. De ahí su esfuerzo por rechazar la presencia de los comunistas en una nueva coalición, de demonizar nuestro rol y práctica política. Se teme a nuestra capacidad de influir y dinamizar desde la ecuación movimiento social y voluntad política, los cambios y transformaciones que paulatinamente se incrementan en las demandas de una sociedad altamente disconforme. Debemos estar precavidos ante una posible agudización de campañas anticomunistas.
A sabiendas también, de que la fragmentación de la izquierda puede dar paso a un reacomodo en la correlación de fuerzas, visualizan en la derecha las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias como un momento decisivo para propiciar una futura negociación que atenúe las expectativas de transformación política y económica. La derecha cuenta con que fracciones de una izquierda atomizada puedan incidir en su posibilidad de revertir un cuadro que le es desfavorable. Situación ésta que debemos mirar con atención en especial ante los esfuerzos de algunos sectores minoritarios de izquierda por permear nuestro nicho electoral e incluso actuar hacia el interior de nuestras filas, con llamados desesperados, alentados por la derecha para tratar de incrementar su menguada base electoral.
Compañeras y compañeros:
Podemos afirmar con certeza que Chile vive uno de los momentos decisivos en su historia. Frente a la pregunta de cómo avanza el pueblo en las exigencias y consolidación de sus derechos, los comunistas estamos llamados a responder con total seguridad y voluntad de transformación sobre cuál es el camino más adecuado para la democratización plena del país.
El pueblo de Chile, en estos 22 años de neoliberalismo “en democracia”, cuenta con un acumulado de luchas que en los últimos tres años han cristalizado en una creciente demanda social de más democracia, más igualdad y más justicia social.
Los comunistas hemos sido actores claves, pese a las adversidades, en sostener un discurso y una práctica de luchas, que no siendo de nuestro exclusivo patrimonio, nos provee de solvencia ética y política. Fuimos férreos opositores a la dictadura de Pinochet, declarando con orgullo nuestro pasado, y no fuimos parte de los gobiernos que con complacencia adoptaron su legado económico y social. Incluso, participando en la actual institucionalidad hemos dado muestras claras de mantener una política a favor de los trabajadores y del movimiento social y una actitud de denuncia ante la corrupción. Es nuestro capital político construido en un largo periodo, el que nos permite tomar decisiones y actuar sin complejos en el nuevo cuadro al que también con perseverancia y audacia hemos contribuido a generar.
Han sido también nuestros pasos tácticos, más allá de iniciales incomprensiones, los que han propiciado nuevas condiciones, promoviendo la articulación de una nueva mayoría política y social que diseñe una alternativa al actual gobierno y al modelo.
Estamos en un momento en que el pueblo de Chile, que se ha visto coaccionado por la institucionalidad heredada de la dictadura, por los amarres de una Constitución ilegítima, aberrante y que distorsiona las mayorías nacionales, y también prisionero de los abusos de una autoridad que se valida en el consumismo y en un modo superficial de vida, hoy se levanta antes estos verdaderos flagelos de nuestra sociedad.
La construcción de un programa de gobierno con vocación democratizadora y justicia social es lo central de nuestra formulación desde el inicio de este periodo. Pero también es cierto que no podemos entender dicha construcción como un evento que concluye en una adherencia política, sino que será un esfuerzo permanente orientado a permear e influir con nuestras ideas.
Los comunistas no podemos renunciar al fomento y legitimidad de nuestra propuesta, tenemos el deber de hacer valer nuestras propuestas en un debate abierto y sistemático de cara al pueblo, y exigir el cumplimiento del programa que finalmente se acuerde de manera común para un futuro gobierno. El Partido debe jugar un gran papel en la confrontación de ideas y en la difusión de sus propuestas programáticas.
Las reformas que debemos impulsar son numerosas. Contamos con un documento programático de inicio, del conjunto de la oposición, con cinco ejes que representan un buen comienzo, pero se requiere de mayor profundidad, superando la generalidad y procurando dotarnos, no obstante las dificultades y resistencias en el conjunto de la oposición, de claridad sobre qué reformar y dadas nuestras fuerzas, de lo que es posible de impulsar, sin renunciar a un itinerario contundente de mediano plazo.
Así, para este periodo es indispensable alcanzar objetivos programáticos no descuidando la trayectoria de nuestra política, esto es, atender y dar importancia también a la correlación de fuerzas que debemos progresivamente desarrollar.
En lo inmediato identificamos cuatro contenidos programáticos donde debemos desplegar esfuerzos:
-Reformas Políticas: Asumiendo que el mecanismo para dotarse de una nueva Constitución será un proceso que se determine pos elecciones presidenciales y parlamentarias, en base al futuro escenario de representación política; pero siendo indispensable caracterizar hoy los contenidos de la nueva Constitución, enfatizando un nuevo Estado, de tipo solidario y que deje atrás la subsidiaridad, un nuevo sistema electoral de tipo proporcional y de plebiscitos vinculantes para resolver los grandes temas de Chile, incluyendo en ello la posibilidad de una Asamblea Constituyente.
El sentir popular está creando condiciones que otorga una nueva oportunidad para antiguos actores de gobierno que no supieron leer el sentimiento profundo del pueblo y abre la posibilidad de que se incorporen, para construir una nueva mayoría, a aquellos sectores que emergen de la marginalidad en que los ponía la exclusión, pero que se han legitimado en la lucha social, siendo en un largo período los portadores de las demandas más sentidas que hoy tienen una gran transversalidad.
Existe una enorme expectativa respecto de la unidad de la oposición. Y si hablamos con sentido de realidad, el sentimiento mayoritario es que, quien debe asumir la candidatura única de esa oposición unida, es Michelle Bachelet.
Hemos tenido y mantenemos opiniones críticas respecto de los gobiernos de la Concertación, pero está claro que sin la concurrencia de los partidos de la Concertación, el PC, la IC y el MAS, es imposible derrotar a la derecha.
Por otra parte, está claro que no estamos construyendo un nuevo gobierno de la Concertación, y que no formaremos parte de la Concertación. Existe un nuevo referente que se llama Nueva Mayoría, que nace a partir de una nueva situación política en el país. En este participamos y participaremos con nuestro compromiso, también con nuestra independencia.
Michelle Bachelet ha expresado con claridad hasta ahora la voluntad política de llevar hasta el final las reformas de la educación y la reforma tributaria, el cambio de la Constitución y el cambio del sistema binominal. Encarar el mejoramiento del sistema de salud y abrir paso a una nueva institucionalidad laboral que es preciso concretar en sus lineamientos principales. Y se nos aseguró que se construyen varias propuestas más y está la disposición de interactuar en temas como cultura, educación superior, ciencia y tecnología, mejorar urgentemente la calidad de vida en comunas deficitarias.
¿Por qué proponemos decidir en este Pleno el apoyo a Bachelet en las primarias presidenciales?. Porque es de nuestro alto interés incidir en la construcción de programa.
Porque es necesario dar una señal más potente de unidad y contribuir a que en las primarias de la oposición participe una mayor cantidad de electores que en las de la derecha, lo contrario sería una incitación a la derrota en la primera vuelta.
Porque un gesto de unidad como éste, debiera contribuir también a una importante victoria en las elecciones parlamentarias.
Porque hay que salir al paso con todo el cuerpo a las intenciones de la derecha de dejar más amarres que retrasen o imposibiliten los cambios.
Muchas gracias compañeras y compañeros.”
Santiago de Chile, 27 de mayo 2013
Crónica Digital