París. Testigo de momentos históricos, inspiración para escritores y artistas y atracción para millones de visitantes, la catedral de Notre Dame celebra sus 850 años con una gran fiesta que se extenderá durante todo 2013.
Erigida a orillas del río Sena, en la Isla de la Cité, esta obra, que comenzó a construirse en mil 163 y quedó concluida 182 años más tarde, es una de las más representativas del arte gótico y ha sido modelo para una multitud de templos posteriores.
Junto a la Torre Eiffel y el museo del Louvre, Notre Dame figura entre los sitios más visitados del mundo y recibe anualmente a unos 14 millones de turistas, cifra que se espera llegue a 20 millones este año, durante los festejos por sus ocho siglos y medio de existencia.
Para tan importante onomástico, esta joya parisina ha sido sometida a un plan de restauración que incluye mejoras en su iluminación, la renovación de su órgano y la construcción de una plataforma temporal para poder apreciar su fachada.
También en marzo estrenará campanas, ocho en la torre norte y una en la sur para acompañar a la famosa Emmanuel, la más antigua y única sobreviviente de la Revolución Francesa.
Las nuevas campanas, elaboradas en su mayoría en una antigua fundición del noroeste del país, miden entre uno y dos metros y su peso varía entre 780 kilogramos y seis toneladas.
Más que una iglesia, Notre Dame es un monumento nacional, a la vez religioso y político, afirma Thierry Sarmant, historiador de la capital.
Importantes acontecimientos tuvieron lugar en ese recinto, entre ellos la coronación de Enrique VI de Inglaterra durante la Guerra de los 100 años y la de Napoleón Bonaparte como emperador, la beatificación de Juana de Arco y la celebración del fin de las dos guerras mundiales.
La catedral ha sido también motivo de inspiración para novelistas, pintores y músicos. En 1831 Víctor Hugo recreó allí el romance Nuestra Señora de París, donde Quasimodo, el jorobado de Notre Dame, se enamora de una gitana llamada Esmeralda, historia llevada al cine y el teatro en varias ocasiones.
Artistas de la plástica tan famosos como Henri Matisse o Pablo Picasso plasmaron en sus pinturas esta obra arquitectónica, uno de los símbolos de París.
Variados son los elementos que sobresalen en este monumento. Tal vez los más representativos son sus dos torres de la fachada, de 69 metros cada una, desde donde se puede apreciar una bella vista de la ciudad, la galería de las quimeras con sus famosas gárgolas y los hermosos vitrales circulares.
La entrada de la catedral da hacia una plaza donde se encuentra el punto cero a partir del cual se miden todas las distancias hasta cualquier lugar del territorio nacional.
Una mirada desde esa plaza permite al visitante apreciar que más de ocho siglos después Nuestra Señora de París posee una belleza artística impresionante, pero además tiene la magia y el misterio de los antiguos monumentos.
Por Carmen Esquivel Sarría (P.L.)
Santiago de Chile 3 de febrero del 2013
Crónica Digital