Mucho se ha dicho estas últimas semanas sobre el fracaso de las Administradoras de Fondos de Pensiones. Esto continuará en la medida que la autoridad no comprenda que este sistema no da para más y que la promesa de tener en el futuro una mejor pensión, no se cumplió.
Hay que recordar que éste, fue un sistema impuesto vía decreto, por la dictadura militar, por lo que carece de legitimidad y funciona al amparo del sistema político actual.
Es público el daño previsional que afecta y afectará a quienes han jubilado o jubilarán. La economía del país recibe cada mes dinero fresco, proveniente de los fondos de pensiones de los trabajadores, equivalentes al 10 por ciento de las remuneraciones de millones de cotizantes. Los fondos de pensiones de los trabajadores equivalen x millones de dólares y son los que sostienen la economía nacional.
La ley chilena autoriza a las AFPS a invertir estos fondos en las grandes empresas nacionales y extranjeras, las que utilizan los recursos de los trabajadores para sus grandes negocios y no existe garantía que resguarde y proteja los intereses de los fondos de los vaivenes del mercado, produciéndose pérdidas constantes, las que son absorbidas en su totalidad por los cotizantes.
Esta es una fórmula que se contrapone con los principios de la seguridad social, ya que es un sistema con fines de lucro y debe producir ganancias para las administradoras, a través del porcentaje que mes a mes el afiliado debe pagar por la administración de sus fondos. Y que aun habiendo sido impuesto por la dictadura, contrasta con las leyes que ellos mismos impusieron, donde el resto de la economía es regulada por el mercado y el Estado no tiene participación alguna, salvo para ser el guardián del sistema de administración privada de los fondos de los trabajadores. Ya que mientras los privados hacen sus negocios y obtienen sus ganancias, éste se hace cargo –a medias por cierto- de los daños que provoca el sistema a través del Aporte Previsional Solidario.
Por todas estas razones, el sistema de pensiones administrado por las AFPs, tienen saldo negativo demostrando ser un profundo fracaso y cualquier reforma que se haga dentro del mismo sistema no pasará de ser un mero maquillaje y aun peor, la profundización de éste, lo cual no contribuirá en lo absoluto a mejorar las pensiones.
Un futuro previsional incierto
Las personas que han jubilado con este sistema y a pesar de traer bono de reconocimiento del antiguo sistema, fueron profundamente dañadas.
Los cotizantes que jubilarán en las próximas décadas y que ya no contarán con el bono de reconocimiento del antiguo sistema, en el mejor de los casos, sus jubilaciones alcanzarán un tercio de su remuneración mensual al momento de jubilar y terminarán por convertirse en los pobres de la tercera edad.
Dentro de este esquema, las más dañadas son las mujeres, no sólo porque sus remuneraciones siempre son menores que la de los hombres, también porque sus expectativas de vida son superiores y el monto acumulado en su fondo de pensiones se calcula por más años.
Este sistema se desentiende de la persona una vez que jubila, ya que su pensión nunca tiene reajuste, aunque el costo de la vida se eleve a niveles inimaginables, es un sistema carente de toda sensibilidad social que trata a las personas como un objeto.
Sistema fracasado
Nada se resuelve aumentando la edad para jubilar, el fondo crece, cuando las cotizaciones permanecen más años en la cuenta, en consecuencia los primeros 10 o 15 años son los claves en materia de rentabilidad, y los últimos 10 años prácticamente no influyen en el resultado final.
Otra de “las recetas que recomiendan los dueños del sistema” es que los trabajadores aumenten su cotización. Esto es cargar el costo de una formula fracasada, a los que han sido dañados, reduciendo los ingresos de los trabajadores para mantener un sistema que sólo sirve a las AFPs y a las grandes compañías que trabajan con los fondos de pensiones.
La densidad de las cotizaciones es un tema que es necesario abordar, esto tiene que ver con los periodos de tiempo que un alto porcentaje de los trabajadores están sin cotizar y no acumulan fondos en sus cuentas ni menos rentabilidad, producto del empleo precario, de poca duración y de mala calidad que el mercado del trabajo ofrece.
Por otro lado, también están los trabajadores que se debaten en el empleo informal, los por cuenta propia; los con boleta a honorarios. El sistema los invitó a cotizar, pero no generó incentivos concretos. La gente no estuvo dispuesta a entregar sus recursos a las AFPs porque es un sistema desprestigiado, que no da confianza. Desde el año 2012 estos trabajadores son obligados a sumarse al fracasado sistema, descontándoseles automáticamente sus fondos.
Quienes diseñaron este sistema, no previeron que el mercado del trabajo está compuesto de manera heterogénea y que cuenta con un alto porcentaje de precarización y de informalidad. Que en este esquema, los trabajadores no tienen capacidad para hacer solos su pensión, si los que cotizan normalmente están dañados previsionalmente, los precarizados excluidos definitivamente.
Solución real del problema
A través de la creación de un sistema previsional público alternativo, que compita con el actual, con un enfoque de seguridad social. La administración de los fondos de pensiones, no debe estar en manos privadas. El énfasis debe estar en entregar pensiones suficientes y no en el lucro.
Esta comprobado que se pueden administrar fondos con menor costo de administración -la AFP modelo es una clara señal de ello- y con participación de los cotizantes en el sistema; con la garantía de que la inversión de los fondos y las posibles pérdidas, no recaerán en los trabajadores y con cotización bipartita, ya que el trabajador sólo, no tiene posibilidad de costearse su pensión, la cotización debe ser compartida, una parte la debe poner el empleador y la otra, el trabajador.
Sumado a lo anterior, en Chile es primordial que el Estado opere bajo el principio de la solidaridad y suficiencia, asegurando a toda persona que jubile, una tasa de remplazo no inferior al 70 por ciento de lo que está ganando al momento de jubilar. Se requiere de un sistema público cuya función es recaudar, administrar, invertir y pagar pensiones. La infraestructura y la experiencia del INP y su cobertura nacional puede ser utilizada para la instalación de un nuevo sistema público de pensiones.
El Estado debe invertir en los fondos de pensiones y, al mismo tiempo, orientar hacia el desarrollo económico sustentable, promoviendo a las empresas con responsabilidad social, con respeto a las normas laborales y medio ambientales y que entregan empleo con menor carga horaria para la tercera edad que quieran ampliar su pensión o una nueva jubilación.
Es urgente cambiar el sistema de AFPs, pero atención, la solución no está en seguir alimentando aun más, algo que ya fracasó, la solución está fuera de él. Es urgente la creación de un nuevo sistema, que sea mixto, donde el cotizante no sea solo el trabajador, sino éste más el empleador y con un Estado solidario, que asegure justicia y dignidad para los adultos mayores del futuro.
Por Arturo Martínez Molina Secretario General CUT
Santiago de Chile 31 de enero 2013
Crónica Digital
LADRONES…LADRONES…LADRONES…
CHILENOS…AFP..DEL ESTADO..
EL AGUA DEL ESTADO..
LA LUZ…DEL ESTADO..
FERROCARRILES ..DEL ESTADO..
EL BANCO BUEVA A SER DEL ESTADO…
DISPERTA CHILENO…QUE BUELVA A MANOS DE LOS CHILENOS…QUITEMOSSELA A ESTOS LADRONES…QUE YA AN LUCRDADO Y SE AN LLENADO LOS BOLSILLOS CON MILLONES DE DOLARES…CON LO QUE ERA NUESTRO.
NO DEJEMOS DE PELEAR POR LO NUESTRO…