Hoy el occidente cristiano se une a la espera de navidad. A pesar de la insaciable necesidad de ganancia expuesta sin pudor por las grandiosas cadenas de tiendas y servicios de todo tipo. A pesar del individualismo extremo que se expande como una plaga para la que todavía no encontramos cura, para creyentes, ateos y personas de otros credos religiosos, se abre la posibilidad de la esperanza, porque es navidad.
Las familias se reúnen en torno a la mesa común. Incluso los artífices de todo tipo de guerras y genocidios por motivos de raza, cultura u opciones políticas y religiosas, necesitan de una noche de paz, afuera quedan los rencores, las diferencias de toda índole.
Desde el lenguaje, generador y artífice de realidades, sabemos que la palabra navidad es de origen latino (Nativitas) que significa nacimiento, no se trata sin embargo de cualquier comienzo, se nace para un cambio, para una nueva época.
Se dice que esta fiesta es exclusivamente de los niños, desde mi punto de vista es una invitación especial para los adultos, los hombres y mujeres de hoy, para decirles que las cosas pueden ser diferentes, porque si un pequeño niño nacido hace más de dos mil años, fue capaz de transformar incluso el propio calendario, nosotros también podríamos cambiar nuestro espacio, si realmente lo deseáramos.
No dejemos que el nacimiento del pobre de Belén, se transforme en una fiesta del consumo, de la competencia, el mercado es poderoso y nuestras debilidades son muchas, pero vale la pena estar atentos, en la forma de relacionarnos con nuestros seres más queridos.
Llama profundamente la tención como una doctrina que nace del amor y la pobreza, poco a poco se transformó en una fuerza aterradora, omnipotente, del mensaje puro y abierto del nazareno, se pasó a la teología cerrada y al castigo inquisidor, de las parábolas al cuarto oscuro de la tortura y la confesión, de compartir el pan, al temor de Dios.
Hoy es navidad, por necesidad una vuelta al origen, para quienes vemos el mundo desde la perspectiva de los oprimidos y postergados, se trata de repensar la esperanza, la fuerza de las transformaciones, con el sentido lúdico y la simpleza de los niños, lo nuevo está frente a nuestros ojos y se abrirá paso a pesar de nosotros. La profundidad de sus logros dependerá de los lazos bajo los cuales se construyen.
La nueva sociedad no nacerá del temor, las viejas estructuras han necesitado del pánico, del exterminio, del ordenamiento, de la disciplina.
Es navidad, entendida como una invitación personal y social, para ser más justos y por tanto más libres.
Santiago de Chile 24 de diciembre 2012
Por Omar Cid
Crónica Digital