Un joven de 23 años, Sebastián, presentó hoy con el respaldo del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) un inédito recurso de protección a favor de su pareja, Javier, quien se encuentra internado en estado grave en el Hospital Salvador y sin posibilidad de hacer valer sus derechos dado su deteriorado estado de salud.
El recurso se expuso ante la Corte de Apelaciones de Santiago en virtud de que la familia de Javier ha impedido sistemáticamente que Sebastián pueda visitarlo, sólo en razón de que no aceptan el carácter homosexual de la relación, a lo que suma amenazas de golpizas contra Sebastián.
“Esta situación es tremendamente grave y dolorosa. Sebastián nos ha relatado su caso en medio de llantos y una gran tristeza. Esperamos que la justicia resuelva que él pueda visitarlo y que el Estado tome nota de que la ausencia de una legislación que regule las convivencias, tienen efectos desastrosos en todas las relaciones amorosas que no pueden o no quieren acceder al matrimonio”, sostuvo el Movilh.
Desde hace tres años que Javier y Sebastián mantienen una relación, mientras que hace un año comparten un hogar común. En los últimos dos meses Javier comenzó a enfermarse presentando síntomas como “decaimiento, pérdida de apetito, pérdida de coordinación motriz, problemas con el habla y cansancio”.
El 17 de septiembre pasado la madre de Javier solicitó que su hijo se quedara en su casa por un plazo de un día. “Accedimos y el 18 de septiembre lo encontré en peores condiciones que antes y Javier me pidió que lo llevara de regreso a nuestro hogar”, relató Sebastián.
Sin embargo, por petición de la madre de Javier, la pareja accedió a que este permaneciera un día más en la casa de su progenitora, lo que dio paso a una serie de graves y crueles episodios de discriminación
En efecto durante todos los días que vinieron, la familia impidió que Javier regresara a su casa y lo llevó a la realización de exámenes sin comunicarlo a su pareja, la que de todas formas tomaba conocimientos de estos hechos y lograba llegar al respectivo centro asistencial.
Luego, el 26 de septiembre “la madre de Javier me dice que no quiere que participe más de la recuperación, mientras que mi pareja se encontraba absolutamente imposibilitada de llamarme o comunicarse conmigo, pues su familia se lo impedía”.
“El fundamento de tan férrea oposición a mi presencia, la que se prolonga hasta hoy, es que la familia es evangélica. Me han dicho que la relación que tengo con Javier es moralmente reprochable, pecaminosa y degenerada, por lo que no podíamos seguir viéndonos. El padre de Javier incluso me dijo que su hijo mayor me estaba buscando para acriminarse conmigo, por lo que debí efectuar una denuncia ante Carabineros”, relata Sebasbati´n.
Finalmente el estado de Salud de Javier empeoró, por lo que en la actualidad se encuentra internado en el Hospital Salvador. “Debí llamar a todos los centros de salud yo mismo, porque la familia no me quería decir donde estaba”, relata Sebastián.
“Una vez pude ver mi pareja en el Hospital. Me miró, sonrió, abrió, lo ojos y me dijo que “yo creo que mañana nos vamos para la casa”. Después no he podido verlo más pues los padres de Javier hablaron con los guardias del hospital para que impidieran mi ingreso”, dijo Sebastián.
Puntualizó que “nos están discriminando. Están privando a Javier de su legítimo derecho de verme a mí, su pareja, conculcando con ello su libre albedrío”.
Santiago de Chile, 3 de octubre 2012
Crónica Digital