Una vacuna contra la tos ferina introducida en 1990 pierde rápido su efecto protector, difundió hoy la revista New England Journal of Medicine.
En cinco años los niveles de protección disminuyeron de 95 a 71 por ciento después de que los menores recibieran la última de cinco dosis recomendadas para los seis años, indicaron expertos del Centro Kaiser de Investigación Permanente de Vacunas en Oakland, California.
De acuerdo con los científicos, en lo que va de año se registraron 26 mil casos de tos ferina, de ellos 10 mil entre niños de siete y 10 años.
Estas cifras se explican porque en la mayor parte de los casos la inmunidad contra la infección bacteriana disminuye, indicó William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas en la Universidad de Vanderbilt.
La tos ferina causaba miles de muertes, principalmente entre menores, antes de la introducción de una vacuna en la década de los años 40 del pasado siglo que aunque era efectiva provocaba efectos secundarios como hinchazón en la zona donde se aplica la inyección, fiebre e incluso daño cerebral en ciertos casos.
Por esa razón, la vacuna se reemplazó en 1990 por la actual.
No obstante, los especialistas manifiestan ahora su preocupación por el incremento de casos con la enfermedad infecciosa aguda, algunas veces a 25 mil por año la década pasada.
La cifra de niños con la infección, previamente vacunados en su mayoría, se elevó de menos de un 10 por ciento en 2006 a casi un 40 por ciento el presente año, estiman los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
La tos ferina provoca inflamación traqueobronquial y accesos de tos violenta, espasmódica con sensación de asfixia, que terminan con tos convulsiva o convulsa durante la inspiración.
La complicación de esta enfermedad puede afectar el sistema nerviso y el miocardio.
Washington, 14 septiembre 2012
Prensa Latina