Naciones Unidas. Las negociaciones sobre el documento final de la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible (Río+20) entraron hoy en su recta final con un fuerte reclamo de urgencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
El tiempo se acaba y esta sesión es la última oportunidad para conseguir el progreso que necesitamos hacia los resultados que queremos, dijo el titular de Naciones Unidas al proponer ocuparse de los puntos cardinales, pues “los detalles finos pueden esperar”.
Precisó que no pretende imponer nada a los negociadores, aunque recordó “la urgencia de la tarea” para que en Río+20 los jefes de Estado y Gobierno tengan ante sí “un documento conciso que cubra sus expectativas”.
Para Ban Ki-moon no resulta práctico ni razonable dejar “tantos asuntos sin resolver” para que sean negociados por los gobernantes y reiteró a los delegados que trabajan en la redacción del texto que son responsables de hacer lo correcto “aquí y ahora, esta semana”.
“Nadie pretende que los países sacrifiquen sus intereses nacionales, pero tengan presente que esos intereses son interdependientes y están interconectados”, agregó.
Y alertó que todos deben estar preparados para colocarse por encima de los intereses nacionales o de grupo porque “en el mundo actual los intereses globales son el interés nacional”.
No existen diferencias entre lo global y lo local, añadió en su insistencia por acelerar las negociaciones del texto final que debe ser sancionado por la conferencia, a celebrarse del 20 al 22 de junio en Río de Janeiro.
La actual semana de negociaciones fue convocada de manera extraordinaria tras el retraso experimentado en las discusiones por las fuertes contradicciones existentes entre los países industrializados y los subdesarrollados.
La llamada economía verde y todo lo que esa noción encierra constituye uno de los aspectos que más resistencia encuentra por parte de las naciones en desarrollo.
Para la mayoría de ellos, con la imposición de ese concepto se pretende mercantilizar la cuestión de la lucha por el desarrollo sostenible y contra el cambio climático, sin alterar en nada los actuales patrones de producción y consumo en el mundo.
Se trata de una plataforma para colocar las reglas del mercado en el centro de las supuestas soluciones de los problemas del medio ambiente, la naturaleza y el desarrollo sostenible, indicó un delegado latinoamericano.
Otro aspecto polémico en las negociaciones sobre el texto de Río+20 está relacionado con el establecimiento de una veintena “objetivos de desarrollo sostenible” para ser cumplidos por todos los países en un tiempo determinado.
Esas metas tratan sobre clima, energía limpia, biodiversidad, agua, mares y océanos, bosques, agricultura, centros urbanos y otros temas, pero en gran parte bajo el prisma mercantilista.
Santiago de Chile 30 de mayo de 2012
Fuente Agencias
Crónica Digital