Quito. La cineasta María Fernanda Restrepo afirmó que el filme dirigido por ella sobre la historia de sus hermanos, secuestrados y asesinados en Ecuador hace 24 años, reactivó la memoria sobre el caso en este país.
“Es increíble ver cómo jóvenes que no habían vivido esa época, ni ese caso, ni habían escuchado siquiera, fueron los que más atendieron al cine o que siguen pidiendo la película en charlas, en conversatorios, en colegios, universidades”, dijo.
“No ha sido solo la película, sino la polvareda que levantó, se reactivó el caso. Entonces me tocó también estar atenta a las nuevas investigaciones de la Fiscalía a partir del hallazgo en unas fosas comunes”, añadió.
Esas fueron sus primeras palabras a Prensa Latina en esta capital, donde habló sobre su ópera prima Con mi corazón en Yambo, vista por más de 150 mil ecuatorianos en apenas tres semanas.
Además de guionista, productora y directora, María Fernanda narró con su voz el drama familiar tras el crimen de sus hermanos Andrés y Santiago, de 14 y 17 años de edad, respectivamente, y de la lucha incesante de sus padres por la justicia y la búsqueda de los cuerpos.
En sus oficinas de Escala Gris, la productora de documentales que encabeza, señaló que esta película de dos horas y 15 minutos de duración contiene parte de la historia de su vida y de este país, porque no solo transformó a la familia.
“Cuando se perdieron esos dos niños, el país perdió dos hijos, dos hermanos, dos amigos, dos nietos, y nunca más fue el mismo”, relata, sin que su rostro trasparente el dolor.
Por eso, indica, le conmovió que muchos policías la llamaron o escribieron después de ir al cine para decirle frases como “quiero ser un Policía nuevo”, “le pido perdón por esta institución de la cual no formé parte”, “soy un policía y quiero hacer las cosas bien”.
Expuso que el documental llegó en un momento justo porque recibió apoyo del Consejo Nacional Cinematográfico y permisos para filmar en lugares a los que habría sido imposible acceder con otro gobierno como las mazmorras que otrora sirvieron como escenarios de torturas.
“Si otro hubiera sido el año, el Gobierno y los políticos que comandaban esta nación, quizás el documental ni siquiera hubiera sido realizado, porque yo conté con muchas facilidades en la realización a partir del gobierno de Rafael Correa y así lo debo decir”, aseveró.
“El ambiente en que salió fue el justo, el propio, el año perfecto, no hubiera pensado cómo habría sido en otro gobierno, porque ningún prestó ese apoyo, ese respaldo al tema, porque todos le dieron la espalda de alguna manera”, añadió.
Para ella no se trataba de buscar una nueva verdad, sino de mantener la memoria, “porque la memoria es la única que nos queda para seguir vivos y es lo único que no desaparece”.
Pero, quién es María Fernanda Restrepo después de este documental, preguntamos, a lo que contesta: “es la misma de siempre, niña, con miedos, alegre de la vida que le ha tocado vivir, y agradecida hasta del dolor”.
Y no titubea para argumentar que “otras gentes se han salvado, se ha cuestionado o ha dejado de ser indiferente, y cuando dejas de ser indiferente, dejas de ser cómplice del crimen y no hay peor cosa que la indiferencia en el mundo”.
“¿Hacia dónde vamos?. Eso sí no sé, por ahora estoy aquí y no me proyecto mucho. Estamos llevando el documental a otros festivales del mundo”, anuncia, y da las gracias para correr con unos trámites que la llevarán a Estados Unidos a proyectar el filme Por
Por Yurién Portelles.
Prensa Latina
Crónica Digital
Santiago de Chile 23 de mayo 2012