‘Sin embargo, es sabido que una vez terminado el invierno las inversiones térmicas disminuyen en intensidad, por lo cual la dispersión del material particulado es mayor logrando con esto una menor concentración y una baja en las enfermedades respiratorias. Esto nos lleva a pensar que el problema de la contaminación atmosférica se soluciona en los meses de primavera y verano, lo cual es verdadero desde el punto de vista del material particulado.
No obstante lo anterior, durante los meses de primavera y verano nos vemos enfrentados a otro contaminante atmosférico que trae consigo serios problemas de salud pública. Me refiero al Ozono Troposférico (nivel del suelo).
La primera distinción a realizar es que el ozono troposférico es un contaminante mientras que el ozono estratosférico no lo es. La capa de ozono o ozono estratosférico filtra la entrada de los rayos ultravioletas (UV) que pueden causar graves daños, como el cáncer a la piel, por ende, su existencia es de vital importancia para la biosfera. En este contexto, se ha creado La Ley Nº 20.096, que establece mecanismos de protección y evaluación de los efectos producidos por el deterioro de la capa de ozono.
El ozono troposférico (nivel superficial) es un contaminante secundario, es decir, no es emitido directamente a la atmósfera, sino que es producido por reacciones entre los NOx, provenientes de la combustión a altas temperaturas, y de los rayos ultravioleta. Como es de suponer, los rayos ultravioleta son más intensos en los meses de verano, por tal motivo, existe una mayor posibilidad de formar ozono troposférico.
Según la EPA (Environmental Protection Agency) el ozono troposférico (nivel del suelo) produce los siguientes efectos:
,Irritación de los pulmones que puede causar la inflamación de éstos.
,Tos y dificultades para respirar.
,Daño pulmonar permanente debido a las altas exposiciones al ozono.
,Agrava el asma y el aumento de
la susceptibilidad a las enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquitis.
,En las plantas reduce la capacidad de producir alimento y aumenta la susceptibilidad hacia enfermedades.
En Santiago las concentraciones de ozono troposférico supera la norma de calidad prácticamente todos los días de primavera y verano. Si bien, es un hecho que no existe un interés público explícito en torno a este problema, a causa de la falta de información y una menor preocupación por parte de la autoridad en torno a dicho fenómeno, los efectos del ozono troposférico sí presentan un alto riesgo para nuestra salud.
En conclusión, no hay meses de descanso en lo que al problema atmosférico respecta.
Por Andrés González. Director Centro de Desarrollo Medioambiental. Universidad Central.
Santiago de Chile, 22 de octubre 2007
Crónica Digital , 0, 299, 16’