Verónica Riveros, quien por más de 20 años ha trabajado en las escuelas Matte, reconoce que es recurrente la agresión verbal a los maestros, pero que nunca imaginó que sería víctima de violencia física por parte de una apoderada.
“Resulta insólito que la pérdida de un estuche en las sala de clases genere tanta rabia e indignación a una madre a tal punto que es capaz de seguirme al estacionamiento de la escuela y golpearme. Gracias al apoyo del auxiliar y un colega resulté sólo con heridas leves”, denunció.
Para Pavez los hechos denunciados tanto en el establecimiento Guillermo Matta (Santiago) como Rebeca Matte Bello (Renca) suponen la pérdida de valores y cohesión social.
“Actualmente estamos en presencia de hechos que rompen toda lógica de resolución de los conflictos por la vía de la sana convivencia y del respeto hacia el otro que nos hacen pensar que la sociedad está enferma”, apuntó.
El presidente del sindicato de trabajadores de la Sociedad de Instrucción Primara, Manuel Vial, hizo un llamado a sus colegas a no dejarse amedrentar, al mismo tiempo que extendió una invitación a la comunidad escolar a no olvidar los derechos que tienen los educadores, alumnos, padres y apoderados a relacionarse en un ambiente de sana armonía.
Asimismo, Pavez, Vial y Riveros exigieron al Ministerio de Educación que tome cartas en el asunto, de modo que el trabajo desarrollado por los docentes de todo el país se lleve a cabo bajo las normas de convivencia que operan para el resto de los profesionales.
Santiago de Chile, 4 de octubre 2007
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