‘Cuando se resuelven problemas sociales en Santiago, parece que por un extraño efecto domino se resolviera para todo el resto del país. Claro eso es lo que muestran en los medios de comunicación y es lo que piensan la mayoría de los santiaguinos, pero quienes viven fuera de la capital saben que eso no es así.
Esto parece que es lo que sucedió con la discriminación que durante años los estudiantes sufrieron en el transporte público de la capital. La ampliación de beneficios en el uso del pase escolar logrados por la movilización pingüina del año pasado y el termino del sueldo por boleto cortado de los chóferes en el Transantiago, hicieron prácticamente desaparecer los actos discriminatorios contra los estudiantes. Pero esto sólo sucedió en los buses del Transantiago, ya que basta con acercarse al Terminal San Borja de Estación Central para ver las enormes filas que cientos de jóvenes deben hacer todos los días para lograr volver a sus casas, a veces teniendo que esperar hasta 45 minutos para tomar un bus.
Las enormes filas, los insultos, el desconocimiento del pase escolar los fines de semana o después de las 10 de la noche por parte de las empresas de transporte y los malos tratos son cosa de todos los días para los jóvenes que estudian en Santiago y viven en las provincias de Talagante y Melipilla. Sin contar las enormes travesías que deben realizar los jóvenes que estudian en estas provincias para trasladarse dentro de ellas.
Las acciones discriminatorias que viven los estudiantes son:
,Los estudiantes son obligados a realizar una fila distinta a las personas que pagan tarifa adulta, dejándolos subir a los buses cuando estos están llenos, por ende obligándolos a viajar de pie. Es importante destacar, que los estudiantes que pagan la tarifa adulta no son obligados a hacer estas filas, lo que habla abiertamente de discriminación socioeconómica, ya que se discrimina por la necesidad que tienen de hacer uso de un beneficio entregado por el Estado.
,Los estudiantes que reclaman esta situación son insultados y tratados de mala forma por los chóferes de estas empresas de transporte, incluyendo agresiones verbales y físicas. Los estudiantes son obligados, en la mayoría de los casos a descender del bus y realizar eternas filas para poder volver a sus casas.
,Las empresas de transporte limitan el número de estudiantes que pueden viajar en los buses, lo que hace que tengan que esperar hasta 45 minutos para lograr tomar un bus de vuelta a sus casas.
,Algunos de los estudiantes que exigen su derecho al momento de subir al bus han sido amenazados e incluso los chóferes se han negado a detenerse en los paraderos en que han solicitado bajar, dejándolos varias cuadras más lejos.
,Los fines de semanas y días festivos es casi imposible para los estudiantes tomar uno de estos buses, ya que se desconoce el derecho de hacer uso del pase escolar en esos días.
,Algunas empresas de transporte han llegado al punto de desconocer el pase escolar o documentos entregados por el Ministerio de Educación que demuestran la condición de estudiante, creando incluso pases propios.
Es importante señalar que todas estas acciones van en contra de toda la normativa vigente para el transporte rural y el pase escolar.
Algo que no es menor y que es importante señalar es que los estudiantes de estas provincias gastan por lo menos 3 veces más en transporte que quienes viven en Santiago, pudiendo llegar incluso a 5 veces más para los que viven en Melipilla.
Aunque no parezca cierto esto sucede en el mismo Santiago, pero no afecta a los Santiaguinos, tal vez esto sea lo que permite que esto continué sin que las autoridades hagan algo para terminar con estos hechos.
Las autoridades de transporte conocen esta situación, son cientos los jóvenes que han puesto reclamos en la subsecretaría de transporte, es más, se han realizado multas por parte de fiscalizadores y pese a ello esto continua sucediendo.
Los jóvenes de estas provincias se han organizado y trabajado para resolver esto, pero se han encontrado con una serie de trabas burocráticas por parte de las autoridades de transporte que han impedido terminar con los actos de discriminación. Las autoridades dicen que no pueden hacer más que fiscalizar, pese a que saben que la fiscalización no inhibe a las empresas de continuar con la discriminación, pero todos sabemos que si esto le sucediera a Santiaguinos las autoridades hubieran hecho más para que las empresas de transporte terminaran con los actos de discriminación contra los estudiantes.
Los jóvenes que hemos trabajado para ser tratados dignamente en el transporte público esperamos que no tenga que terminar un estudiante lastimado gravemente para que las autoridades se decidan a ponerle fin a acciones que son completamente ilegales y que atentan contra los derechos básicos de los jóvenes.
El autor es Estudiante de Magíster en Política y Gobierno en FLACSO, Vicepresidente FECH 2005, Secretario Ejecutivo FECH 2006. Colaborador permanente de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 26 de septiembre 2007
Crónica Digital
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