El Arzobispado de Santiago manifestó su enérgico rechazo a la acción, que calificó como un «atentado a un lugar sagrado y a la libre expresión de fe de una parte de nuestra comunidad católica».
Reafirmó, asimismo, su solidaridad con el párroco Julio Dutilh, quien recibió una llamada anónima y amenazas.
«Por último, se informa que todos los antecedentes han sido puesto a disposición de las autoridades respectivas para que se inicien las investigaciones del caso», agrega un comunicado del Arzobispado.
Santiago de Chile, 25 de septiembre 2007
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