Falta de liderazgo, desorganización, carencias de estrategias comunicacionales eficientes, la excesiva presencia de neoliberales en un gobierno son las principales causas de los problemas de una gestión que deslumbraba como exitoso. La Mandataria necesita dar un fuerte golpe de timón y virar, necesariamente, a la izquierda o al centro izquierda. Ella tiene la palabra.
El resultado de la última encuesta Adimark confirma que el nivel de aprobación ciudadana de la gestión de Bachelet desciende al más bajo nivel del período, 39,1%.
Mientras el bloque oficialista intentan minimizar la cifra para que no merme las prematuras pre-candidaturas presidenciales del 2010, la derecha con justificado oportunismo político comenzó a vociferar la fecha de defunción del gobierno y de paso evitar mostrar las pugnas internas que viven ya que la UDI no quiere nada con Sebastián Piñera y la forma de cómo mezcla la política con el dinero.
Pero, las encuestas hay que leerlas más allá de sus porcentajes. Es una muestra de realidad donde lo que arroja es la percepción de la ciudadanía frente a los grandes temas nacionales.
En los seis últimos meses, diversos estudios de opinión pública señalan que sé esta incubando un creciente clima de descontento social que no lo esta capitalizando ni conduciendo la clase política ni mucho menos los partidos políticos.
Según Adimark, los pactos políticos tienen a penas un nivel de aprobación de 20 % promedio (Concertación (20%) y la Alianza (20,8%), mientras que el nivel de desaprobación supera el 50% (Concertación (55,9%), Alianza (52,4%). Además, los niveles de identificación de la ciudadanía con los pactos políticos, muestran estabilidad porcentual pero dentro de un clima generalizado de rechazo a los sectores políticos del sistema.
LA FALTA DE LIDERAZGO Y LAS AGENDAS PROPIAS DEL OFICIALISMO
En 18 meses de gestión, la Presidenta Michelle Bachelet no ha podido tomar las riendas del gobierno y mucho menos liderar a la coalición de Partidos de la Concertación por la Democracia. Ello se debe a un conjunto de problemas heredados del período de Ricardo Lagos, la corruptela y clientelismo de los partidos oficialistas producto de su propio desgaste y a las erráticas decisiones que tomó el Ejecutivo al momento de armar sus equipos de trabajo.
Entre los primeros se encuentra el Transantiago, las denuncias de corrupción en el caso de Chiledeportes y, el tema de los sobresueldos en el MOP y en otras reparticiones públicas que hasta la fecha son investigados por los Tribunales de Justicia, lo que ha significado que la actual administración tenga que defender al ex presidente y a su círculo más cercano.
Respecto de la corruptela política, se manifiestan en los programas de Generación de Empleo (PGE), y al uso de facturas falsas para rebajar gastos o ocultar financiamiento a las campañas de manera ilegal.
A este análisis hay que sumar las agendas paralelas que tienen cada uno de los partidos oficialistas. La Mesa Directiva de la Democracia Cristiana esta marcada por la búsqueda de mecanismos que validen e impongan la opción de Soledad Alvear para la presidencial del 2010 sin tener que pasar por una elección interna ya que su éxito no esta asegurado.
En cambio el socialismo esta complicado dado que debe respaldar al Ejecutivo por ser la Gobernante un miembro de sus filas y, a la par necesita no perder su ADN social y por tanto, necesita mantener sus vínculos con los trabajadores y sus reivindicaciones.
En el caso de los radicales, la elección de su Directiva Nacional que se realiza este fin de semana, deberá resolver la lucha interna entre los seguidores de Juan Antonio Gómez y los de Patricio Tombolini. De ganar el ex subsecretario de Transportes es probable que los personeros radicales que existen en el gobierno deberán tomar sus maletas y dejar sus cargos ya que no contarían con el respaldo de la nueva mesa.
En cuanto al PPD este no ha podido recuperarse de la grave crisis que generó la salida del senador Fernando Flores y de Jorge Shaulsonh y la creación del proyecto liberal de Chile Primero. Además, todavía no esta resuelta la participación de destacados dirigentes del pepedé como Laura Soto, Guido Girardi, entre otros, en el uso de PGE para campañas políticas y la presentación de facturas falsas en sus gastos de campaña.
Otro elemento a considerar es que hoy se ha roto la relación de obediencia entre los dirigentes y mesas directivas. El fin de la política de que los partidos son regimientos dieron paso a que diputados y senadores oficialistas comenzaran a formar sus propias agendas políticas ya que las cúpulas de sus partidos negocian con el gobierno sin preguntar sus opiniones. Por tanto, la mayoría parlamentaria de la Concertación hoy se transforma en relativa ya que los interlocutores se han multiplicado.
LA POLÍTICA DEL METRO CUADRADO
En el equipo político de la Jefe de Estado conviven dos almas. Una de corte más progresista que esta a cargo de la agenda social de Bachelet pero que carece de recursos para implementarla. La otra, más influyente y abiertamente liberal, que es la que lleva las negociaciones políticas y económicas con los partidos políticos y el Congreso.
Esta última tiene una gran influencia sobre la Mandataria y se les responsabiliza por los graves errores de la puesta y actual implementación del Transantiago la que se refleja en la encuesta Adimark en una caída de 17 puntos en agosto.
La extensión en el tiempo de las soluciones a los conflictos sociales y laborales del país, que según los resultados de la encuesta de julio de la empresa Cerc, de los cinco principales problemas el segundo y quinto lugar lo ocupan el desempleo, la pobreza y las desigualdades sociales. Temas que solo son superados por la delincuencia, la salud y el transporte público, todas ellas hoy han afectado a la imagen de la Presidenta en los últimos seis meses.
Esta contradicción, entre políticos y tecnócratas han dificultado la construcción de una agenda común y, ello queda de manifiesto en los Proyectos de ley que se envían al Parlamento muchas veces no cuentan con los respaldos necesarios: La Ley Orgánica Constitucional de Educación; Los Proyectos de Ley para la Reforma Previsional; el tema del binominal y las propuestas de discriminación positiva para la mujer y, próximamente, las iniciativas vinculadas a materias redistributivas y salariales abrirá paso a un debate sobre la necesidad de una nueva reforma tributaria.
Tiempos difíciles donde deberá navegar la Presidenta Bachelet en lo que le queda de mandato.
Es por ello que la Jefe de Estado debe definir la dirección del timón para la mitad de su gestión. El dilema debería ser para la Mandataria optar por un gobierno de corte socialdemócrata, donde el rol del Estado sea más fiscalizador que empresario, u otro de abierta línea neoliberal donde deberá dejar que el mercado regule y, por tanto contener las futuras explosiones sociales.
COMUNICACIONES PRESIDENCIALES: SIN ESTRATEGIA Y CON GARROTE
La errática política comunicacional del Ejecutivo sazona todos los problemas gestión antes enunciados ya que ha sido incapaz de crear una línea estratégica que coordine el quehacer gubernamental de manera eficiente.
A la criminalización de los movimientos sociales se suma el fallido intento de sacar un medio de comunicación alternativo para difundir los logros del gobierno… Ósea, el Ejecutivo además de financiar a los consorcios periodísticos, como Copesa y El Mercurio, a través de millones de dólares en publicidad dirigida muestra ineficiencia al momento de crear noticias que, por impacto social, pueden ser relevantes como informaciones pero nadie las conoce.
El 39,1% de respaldo a la Presidenta que muestra la encuesta Adimark es consecuencia de esta carencia comunicacional y del desorden de su equipo político más cercano, por lo que las decisiones en esta materia son urgentes y necesarias.
Respecto de la delincuencia, el alza en las cifras de percepción ciudadana es la sumatoria de los índices reales de robos y asaltos más las políticas editoriales de los medios de comunicación, quienes a diario nos bombardean con más de 15 minutos de sus noticieros en materias llamadas crónica roja (crímenes, asaltos, pedofilia, violaciones, accidentes, tráfico, etc.), lo que indudablemente se instala en el conciente ciudadano que el país no tiene ni Dios ni Ley. Esto no es al azar existe una intencionalidad ideológica detrás.
Otro discurso ideológico es la criminalización de las movilizaciones sociales y laborales. El gobierno utiliza el concepto de la violencia para deslegitimarla y reprimirlas. La convocatoria de la CUT del día 29 es la muestra de esta política, el barrio cívico y toda la Alameda fue sitiada por las fuerzas policiales, al grado que las personas que intentaban ingresar al cuadrante del Palacio de La Moneda debía identificarse y demostrar que trabajaban en esos lugares. Un hecho solo comparable a los peores años de la dictadura de Pinochet.
Esta realidad obliga a la Presidenta a evaluar el estado de situación que se encuentra su gestión a casi dos años de asumir el poder.
Todo gobierno necesita hacer cambios pero estos no deben ser contradictorios entre discurso y acción. Falta por recorrer la mitad del período y las decisiones futuras deberán resolver si da un golpe de timón con el objeto de corregir los errores o, decidir navegar a la deriva y, por tanto, la ciudadanía deberá generar espacios de organización que respondan a lo que el gobierno ha sido incapaz de hacer.
Por Roberto Portilla. El autor es periodista y Editor General de Crónica Digital
Santiago de Chile, 5 de septiembre 2007
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