Sin embargo, el llamado tiene lugar cuando la Policía de Investigaciones confirmó que 40 mujeres resultaron asesinadas este año, lo cual computa un hecho de esa naturaleza cada semana.
La alta cifra de crímenes enciende un foco rojo, que el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) traduce como siete muertes más que en similar etapa del año anterior.
Ante esa situación, Bachelet consideró que “hoy el país se indigna ante estos casos y ya nadie justifica públicamente la violencia contra la mujer”.
En opinión de la mandataria, quien prometió castigar a los culpables y proteger a las víctimas, lo que ha matado a tantas mujeres es la indiferencia y la falta de protección efectiva, y dijo que “como comunidad nacional debemos reaccionar”.
Muchas féminas y sus hijos en grave riesgo por la violencia intrafamiliar hoy encuentran refugio, no obstante, en las llamadas Casas de Acogida, instaladas por iniciativa gubernamental.
“Con esa medida, aplicada a partir de este año, hemos logrado -apuntó Bachelet- salvar la vida a 200 mujeres y 240 niños que estaban en grave riesgo”.
Estimula el auge de la violencia, por otra parte, el hecho de que el Código Penal chileno excluye el delito de feminicidio, situación que se busca cambiar mediante un proyecto de ley presentado ante el Parlamento.
Luego de que se tipifique la transgresión -consideró la diputada Adriana Muñoz- podremos llevar un registro más certero de los casos y, sobre esa base, definir políticas públicas específicas para atacar el negativo fenómeno.
Por su parte, la ministra del SERNAM, Laura Albornoz, catalogó como “tremendamente duro el que las féminas mueran en el país sin que le importe a nadie”.
Al referirse al tema, la criminóloga Doris Cooper valoró que el machismo y el patriarcalismo son muy fuertes en la cultura de Occidente, lo cual choca con la liberación de la mujer, tanto en lo económico como en lo social, e intensifica los conflictos de pareja.
Otro grave problema existente en la sociedad chilena y que las autoridades tratan de solucionar es el vigente sistema de sociedad conyugal.
Ese mecanismo es discriminatorio porque impide a la mujer administrar sus bienes, incluso aquellos que la esposa adquirió como soltera, afirmó Albornoz.
Ante la evidencia de que el 60 por ciento de los chilenos se casó en 2006 en sociedad conyugal, consideró que la mayoría de las féminas ha adoptado ese método por desconocimiento de sus desventajas.
La funcionaria confesó que se casó también en sociedad conyugal, “porque cuando todo es miel sobre hojuelas uno no duda de la pareja y no se preocupa por lo económico. Uno no dimensiona la desigualdad que implica ese régimen”, declaró a medios chilenos.
Sólo se cae en cuenta de la situación -afirmó- cuando el matrimonio va mal y la mujer no puede tener un crédito sin presentar una identificación de su marido, ni puede iniciar un negocio sola, ni vender sus bienes.
El senador Hernán Larraín manifestó su oposición a la medida pues, según él, en un país como Chile donde sólo el 38 por ciento de las mujeres integran la fuerza laboral, el régimen de sociedad conyugal protege a las que no trabajan.
En medio del debate social y político, para la presidenta Bachelet, no hay vuelta atrás, pues el proyecto que modifica el régimen matrimonial por uno más igualitario ya cumple su segundo trámite en el Senado.
No es posible -aseveró- mantener un sistema literalmente decimonónico que se basa en una supuesta superioridad masculina para administrar los bienes sin justificación alguna.
Frente a múltiples escollos, numerosas mujeres chilenas, tradicionalmente atrapadas en la madeja de tareas hogareñas, intentan hoy cambiar el rostro social mediante su inserción en ámbitos tan diversos como el arte y la cultura, el deporte y las fuerzas armadas.
Para bien de la comunidad femenina, el gobierno de Chile proclama que labora actualmente en la denominada Agenda de la Mujer.
La misma está conformada por disímiles iniciativas, entre las que figuran reformas a pensiones, a la educación preescolar y esfera laboral e incorporación a cargos de representación política, entre otros.
Por Oscar Bravo Fong *El autor es corresponsal de Prensa Latina en Chile.
Santiago de Chile, 26 de agosto 2007
Crónica Digital/PL
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