La sentencia reafirma el fallo de primera instancia, que imputó al represor chileno por el delito de homicidio calificado y describió el caso como un delito de lesa humanidad.
Pocos días después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, el sacerdote fue detenido por efectivos del Regimiento Yungay (de San Felipe) en el capitalino Hospital San Juan de Dios, donde trabajaba, y llevado al Internado Nacional Barros Arana (INBA) en Quinta Normal.
El 19 de septiembre, tras haber sido torturado, fue llevado al Puente Bulnes, sobre el río Mapocho, donde un soldado le disparó siete balazos desde corta distancia.
Días después el cadáver de Alsina fue encontrado aguas abajo y las autoridades militares afirmaron que se trataba de un terrorista que había muerto en un enfrentamiento con una patrulla.
Según confesión posterior del recluta, el religioso le pidió no vendarle los ojos al momento de su muerte para poder bendecirlo y darle el perdón.
Santiago de Chile, 31 de marzo 2007
Crónica Digital/PL , 0, 35, 3