Se trata de un tema de alta Teología dogmática: la conciencia divina de Jesús de Nazareth. No siendo la Cristología mi especialidad como teólogo, no voy a opinar sobre el tema específico, sino que consignaré apreciaciones más globales.
En primer lugar no debemos extrañarnos de que se produzcan diferencias entre Roma que es como el centro de la Cristiandad y la periferia. El Centro es naturalmente más conservador y riguroso, preocupado de la ortodoxia. La periferia está más en contacto con la realidad, la actualidad y el cambio. En nuestro caso, Jon Sobrino como teólogo de la Liberación, es muy sensible a la situación concreta Latinoamericana, a la vivencia de los pobres y postergados del Continente. Lo importante es que exista un diálogo constructivo entre Centro y periferia y, que no se proceda de inmediato a prohibiciones o a una condenación. Estos diálogos son indispensables para que Roma pueda actualizarse y responder mejor a las exigencias de un mundo en cambio.
La reflexión teológica obedece a un intento de comprender mejor nuestra Fe. Fides quannons intellectum; la Fe que busca entender. No nos extrañemos que haya variedad en las explicaciones que no comprometen a la misma Fe. Se ha cuestionado, por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al profesor Sobrino por su opinión en dos textos sobre el tema la conciencia divina de Jesús. Yo pienso que la posición de Sobrino no compromete nuestra Fe en que Cristo es el Hijo de Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia prevaleció la cultura griega, más centrada en definir la esencia de las cosas; quién era Jesús, su humanidad y su divinidad. Hoy, hay una sensibilidad más histórica y pedagógica. Se habla de una Cristología ascendente de preferencia, pero sin excluir una descendente. Nuestra generación capta mejor y en primer término a Jesús-hombre. Después comprende, por cierto, que no fue cualquier hombre.
Jon Sobrino, en perfecta concordancia con el Arzobispo mártir, Oscar Arnulfo Romero, descubrió a Cristo, al Jesús viviente actualmente y crucificado en el pueblo pobre y sufrido de El Salvador. De esta visión se derivaba la teología de la Liberación; una visión de un Dios comprometido y salvador de su pueblo. Esta es la Teología y Cristología fundamental que el Padre Sobrino ha desarrollado en libros y aulas académicas toda su vida.
Finalmente, coincido plenamente en que tal Cristología que ve a Jesús en el necesitado y excluido es muy relevante y creíble para el mundo de hoy, y particularmente para América Latina en que se verifican grandes masas de pobres y creyentes que claman por una vida digna y buena. Ante esta realidad no podemos callar. Tampoco los teólogos que han de dar cuenta de nuestra Fe hoy en un mundo excluyente e injusto en variados aspectos.
Por José Aldunate Lyon. El autor es sacerdote jesuíta y teólogo chileno. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 15 de marzo 2007
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