Cuando comencé mi trabajo hace cinco años como Maestro y Terapeuta de Reiki – Medicina Natural, en mi calidad de Presidente de la Fundación Nacional de Discapacitados en Santiago, nunca imaginé el enorme alcance de la medicina integral en un mundo que requiere de respuestas profundas ante el incremento desmedido de variadas dolencias y desafíos como el vih/sida.
Permítanme compartir estas líneas con ustedes, del abordaje holístico e integral que desde mi profesión he comenzado junto a otros profesionales con el fin de ayudar a sanar a niños, jóvenes y adultos afectados por el VIH, cuyo impacto aumenta cada día en Chile, Latinoamérica y el Mundo. Dedico estas líneas a las personas con vih/sida, a sus familiares y amigos y también a los trabajadores de la salud dedicados a esta tarea
Lo primero que quiero compartir con ustedes es que el camino de la sanación es posible, que las penas y los dolores así como llegan, se van. Lo segundo que resulta de vital importancia luego de que la persona recibe la noticia que es portador del virus, es ponerse de inmediato en tratamiento con Medicina Natural Reiki. El vih no es muerte, sino una hermosa posibilidad de vida.
Comenzar con Reiki un tratamiento natural, significa ganarle desde el principio a la desesperanza, a la depresión y a la falta de información, todos factores que requiere el virus para avanzar, al no tenerlos se desconcierta. Lo que arroja el cuerpo a través de los exámenes ortodoxos es una señal, una luz amarilla, que como al enfrentar un semáforo, depende del trabajo de cada persona, que esta luz pase a verde o a rojo.
Este virus significa mucho más que un síntoma, un conteo de defensas, un análisis de carga viral o diferentes combinaciones de drogas. Toda enfermedad marca el inicio de un profundo camino de búsqueda: es una puerta que se abre al encuentro consigo mismo, una fuente inagotable de transformación, desarrollo y crecimiento personal. Una oportunidad.
No hay radiografía que revele el grado de estrés, escáner que fotografíe la desesperanza, ni bono que puedas comprar para el dolor o la falta de amor. No hay droga alguna que nos ayude a amarnos más a nosotros mismos o aprender a amar. Si a amar, porque el mayor desafío que implica el trasfondo del vih, es derribar todas las barreras que impiden amar con total entrega, amor, dicha y conciencia.
Tal vez no exista un virus más letal que el desamor. Así dice textual el libro Sida: Buenas Noticias de los argentinos Carlos Blanco y Jorge Luís Giacosa, con quienes me siento tremendamente identificado por el aprendizaje que ha significado para ellos el trabajo que iniciaron hace una década en su Fundación Sida Visión Alternativa.
Personalmente he aprendido que la discapacidad y el virus del vih tienen mucho en común. Cuando llegan, ambas se vivencian como un golpe en la cabeza, un duelo. En ambas existe cierta tendencia a la depresión y a la desesperanza, la cual hay que saber transformar en acción constructiva, humana y positiva. Reaprender a relacionarse con uno mismo, desde y hacia la sociedad en su conjunto resulta fundamental en esta etapa de aprendizaje.
La Discapacidad avanza a pasos tan rápidos como el virus del vih/sida. Donde hay sida existe discapacidad. Donde hay discapacidad hay portadores de sida. He aprendido que para trabajar este tema hay que desarrollar día a día la capacidad de entrega, empatía, amor y entendimiento. Reaprender que la salud implica tres planos: El cuerpo, la mente (emociones y sentimientos) y el espíritu o energía vital del organismo.
Reiki trabaja todos estos planos con amor. Lo que hace es devolverle a la persona la capacidad de autosanación a través de sesiones que elevan la energía vital, tarea que resulta trascendente a la hora de superar cualquier dolencia o enfermedad. Reiki ayuda maravillosamente a conectarnos con nosotros mismos, a superar traumas de infancia, juventud o adultez que impiden nuestra sanación, nuestra entrega en el amor, la superación total de nuestros desafíos en salud.
Vih es una señal mundial, una oportunidad para que nos acerquemos y encontremos en lo natural, lo que tanta falta le hace a lo químico. En la historia de nuestra Fundación, la incorporación del Reiki revolucionó la visión tradicional que se tenía, desempañó los espejos de nuestros lentes. Los excelentes resultados que hemos comenzado a ver en los pacientes con vih nos hacen desear compartir nuestra experiencia con todo el mundo.
El caldo de cultivo del virus del vih o cualquier otra enfermedad es el miedo, la soledad y suele propagarse merced de la desinformación y las verdades a medias. En este sentido el trabajo que hemos comenzado en el programa Clínica de Reiki, al alero de la Fundación, significa un remedio invalorable para esa enfermedad que no se llama sida, sino desesperanza.
En Chile, América Latina y El Caribe debemos buscar mejorar la eficacia de la intervención individual e institucional sobre el vih/sida. Un millón seicientas mil personas ya son portadores del virus en al región y 140.00 lo adquieren cada año. Más del 50% de los casos corresponde a mujeres. Cada día más de 1.500 niños adquieren el virus.
Alejandro Hernández es Experto en Discapacidad y Presidente de la Fundación Nacional de Discapacitados. Trabaja desde 1985 por la reivindicación de los Derechos Humanos de las personas con discapacidad. Claborador permenente de Crónica Digital.
director@fnd.cl / Web www.fnd.cl
Santiago de Chile, 12 de marzo 2007
Crónica Digital , 0, 957, 5