Sobre esto estimamos que hay una responsabilidad del sector público, a través del Gobierno, que se está asumiendo. Hay una responsabilidad que también están asumiendo los alcaldes. Por lo tanto, la parte del sector público, con dificultades, con fallas, algunas de ellas serias, pero estas responsabilidades se están asumiendo, señaló.
Y nosotros estimamos que el sector privado debe ser capaz de superar las suyas.
Esto se refiere a los aspectos tecnológicos, de frecuencia en los recorridos, al número de máquinas circulando, a los derechos laborales de los trabajadores de la locomoción colectiva, dijo Escalona, tras la reunión de ayer del Comité Político en La Moneda.
Es decir, aquí hay responsabilidades compartidas y lo que nos preocupa del debate público es que se deforma el hecho de que aquí hay responsabilidades compartidas y pareciera que hay un solo actor que es el Gobierno. Pero aquí, efectivamente, hay un actor que es el Gobierno, que representa al sector público; y también otro actor que son los privados, que son relevantes y determinantes en algunos aspectos. Nos parece, entonces, que las responsabilidades de los privados se tienen que ejercer, añadió.
UDI: VOCERO DE LAS CALAMIDADES
En ese sentido, he mirado con bastante preocupación la seguidilla de declaraciones públicas, en particular de voceros de la UDI, desde que comenzó este gran esfuerzo de modernización del transporte público en Santiago. En la memoria tengo a los diputados Paya y Moreira, los senadores Matthei y Larraín, Novoa. Algunos vinieron por un día a Santiago, todavía con los granitos de arena en la piel, a hacer declaraciones contra el Transantiago y yo he llegado a la conclusión de que la UDI se transformó en el vocero de las calamidades, declaró Escalona.
Es decir, por un prurito anti-gubernamental, por estar en contra de las políticas públicas, por no reconocer que el Estado tiene errores, pero que también los privados tienen errores, que también las empresas privadas tiene dificultades, algunos serios y graves como los del soporte tecnológico, o de la frecuencia o de los derechos de los trabajadores, entonces se presenta una mirada completamente reaccionaria, porque se quiere volver a un pasado que no es posible volver”, apuntó.
Dijo que los ciudadanos de esta ciudad no pueden volver a la contaminación, a la congestión, al casos vehicular. Es un pasado que no se puede volver. Y la mejor manera de superar ese pasado es colaborar todos en la construcción de un nuevo esquema de transporte público para la ciudad de Santiago y, a su vez, eso ayuda a que el conjunto del país sea beneficiado, porque mientras en Santiago haya un transporte caotizado, añejo, caro y anacrónico, eso no solamente lo pagan los santiaguinos, sino que el conjunto del país.
Agregó Escalona que valdría la pena entonces, en vez de hacer de vocero de las calamidades, como ha hecho la UDI, ponerse efectivamente a trabajar para que la ciudad de Santiago tenga un transporte público más eficiente, más barato, menos contaminante.
Destacó Escalona que desde hace más de veinte años se gastan centenares de millones de dólares anuales en los presupuestos de Salud del país por los problemas que genera en la salud pública la contaminación y la congestión.
Esos son recursos que pierden todos los chilenos, los que tiene que pagar los costos de un sistema de transporte público enteramente atrasado, dijo.
En vez de querer echarlo abajo, lo que nosotros estimamos es que hay que corregir todo lo que haya que corregir con el objeto de que pueda funcionar, a la brevedad, de la manera en que fue diseñado, concluyó.
Santiago de Chile, 27 de febrero de 2007.
Crónica Digital
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