A partir del siglo XVII, Hobbes, Bentham, Locke, Hume y Shaftesbury, no sólo lo analizaron como un concepto de valor, sino que aproximaron su significado al utilitarismo y el pragmatismo, es decir, lo práctico y útil es esencialmente bueno.
Con el tiempo, y con el apoyo de nuevas formulaciones teóricas de John Dewey, esta propuesta se convirtió en la base de la filosofía social anglosajona. La disyuntiva entre el bien y el mal queda subordinada a los resultados prácticos y no a la categoría moral de un determinado dilema.
El debate no tiene nada de retórico. Acaba de resurgir en Naciones Unidas y la UNESCO con el proyecto bien práctico de garantizar la libertad individual de expresión y el derecho a la propiedad intelectual, dos elementos básicos que Estados Unidos identifica con el ejercicio de la democracia.
A principios de diciembre expertos de 10 países participantes en la I Conferencia Latinoamericana y Caribeña Sobre Infoética, efectuada en República Dominicana bajo el auspicio de la UNESCO y la Fundación Global para la Democracia y el Desarrollo, aprobaron un Código de Etica elaborado por la Organización Internacional en cooperación con otros especialistas internacionales, así como una Declaración sobre la Infoéica en el Ciberespacio.
Para conceptos de tanta trascendencia y que involucran consecuencias normativas y políticas de largo alcance, muy poco se ha hecho por movilizar a los países de la región en momentos en que organizaciones y gobiernos se quejan de control informativo y manipulación de las noticias. Es decir, falta de ética.
UNA AGENDA CON MAR DE FONDO
En esta oportunidad no se convocó al Movimiento de Países No Alineados o el Grupo de los 77, que discuten sobre estos conceptos desde hace más de 20 años.
Tampoco se invitó a algunas de las más activas e importantes instituciones y universidades del continente, que cuentan con una extensa bibliografía de estudios prácticos y teóricos sobre el Nuevo Orden de la Información y la Comunicación, así como análisis críticos sobre informática.
¿Por qué la premura en armar principios rectores que se elevarán a la próxima Conferencia General de la UNESCO para su aprobación plenaria? Basta repasar los temas tratados en la reunión de República Dominicana para verificar la magnitud de fondo de algunas cuestiones que Estados Unidos y sus aliados tratan de imponer desde hace casi 30 años.
Entre estas cuestiones candentes, la mayor parte de las cuales tiene que ver con las nuevas tecnologías digitales y las ciencias informáticas, figuran los temas del derecho empresarial sobre la propiedad intelectual, la accesibilidad a la información y los recursos, el respeto de los valores y principios fundamentales, la cooperación de expertos internacionales a título personal, medidas preventivas contra el uso ilegal de los medios de comunicación y la promoción de la conciencia ética para cumplir con estos objetivos.
En otra época, una agenda semejante hubiera provocado una crisis de fondo entre los países del Tercer Mundo, la mayor parte de los cuales no ha sido informado del evento.
El encuentro de República Dominicana tuvo como objetivo primordial promover la infoética entre los Estados Miembros de la región, pero olvidó las quejas dolientes escuchadas en México, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina y Chile en contra de la falta de ética de los medios de esos países y de las corporaciones transnacionales norteamericanas, fraudulentas y agresivas.
Es una falta de ética que llega a la provocación y la mentira y nada de esto se ha reflejado en Santo Domingo.
VERDADES Y OBJETIVOS AL DESCUBIERTO
Debe destacarse que la gestión no tan académica de la Conferencia dominicana estaba destinada a contribuir a reforzar la Línea de Acción C-10 sobre la dimensión ética de la Sociedad de la Información, incluida en el Plan de Ginebra y aprobada por la Cumbre Mundial de la UNESCO para formar parte de la mentada Sociedad.
En este marco, la UNESCO fue designada como ¨facilitadora¨ para contribuir a establecer la Línea de Acción C-10, la cual debería someterse a escrutinio por sus implicaciones para el desarrollo independiente de los países pobres.
Diversos congresos sobre el tema de infoética han sido convocados por la UNESCO en 1997, 1998 y el 2000 con la idea de dar participación a los más diversos y variados conceptos, así como para escuchar a prominentes asesores.
El fin propuesto era organizar debates que animaran el Programa Información Para Todos, y también discutir aspectos éticos, sociales y legales del mundo de la informática, en particular temas conflictivos como los ya apuntados.
Algunas encuestas realizadas indican poca repercusión y falta de conocimiento e intercambio sobre la materia, como en el caso de la Federación Latinoamericana de Periodistas, así como las Universidades de Sao Paulo, San Marcos de Lima y Central de Caracas, y también con expertos como Caamaño, Roncagliolo, Fuenzalida, Salinas Bascour y otros.
Es de destacar que por Cuba participaron (con ojo crítico) Eduardo Orozco, Director del Instituto de Información Científica y Tecnológica de la Academia de Ciencias de Cuba, y José A. Martín, Vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba y especialista en Informática, quienes hablaron de las más de 400 mil computadoras con que cuenta el país, los 940 mil usuarios de correo electrónico, 67 mil máquinas en universidades y otros datos.
Entre otros datos señalaron que hay 219 mil profesionales con acceso a Internet y más de un millón de graduados entre escolares adolescentes y adultos, procedentes de los Jóvenes Clubs de Computación. También hablaron de las 158 sedes universitarias.
No podía pasarse por alto la falta de ética que existe en los diversos medios del mundo ni de cómo estos son utilizados por las empresas y gobiernos de países poderosos que niegan los servicios y equipòs necesarios a multitud de países pobres, entre ellos, Cuba.
Se mencionaron las agresiones norteamericanas por radio y TV desde hace unos 40 años, a lo que ahora se suma el uso ilegal del ciberespacio y la prohibición de utilizar el cable submarino que pasa frente a nuestras costas.
Y no sólo eso, también el acceso a programas y bases de datos, canales y publicaciones.
En relación con las normas y planes de acción adoptados en República Dominicana, se señaló que los indicadores de desarrollo no reflejan la producción de contenidos y desconocen las barreras culturales y lingüísticas que impiden el avance de los países pobres.
Y en cuanto a la Sociedad del Conocimiento, dijeron que el modo de enfrentar en Cuba su construcción difería de muchos otros países, y que de lo que se trata es de universalizar el saber y poner al alcance de todos la cultura y la información generados por todos.
Los participantes cubanos se refirieron también en forma directa al desequilibrio y desigualdades de la informática en el mundo, a la excesiva concentración financiera y de equipamiento, a los obstáculos contra una difusión más equilibrada, a la necesidad de respetar y reconocer la identidad soberana de los pueblos, al derecho al intercambio pleno de información, y al derecho a participar en los procesos de comunicación sobre la base de una estrategia de intercambio.
Estas palabras, representativas del mundo que nace en América Latina, anunciaron que los debates de la próxima Conferencia General no serán tranquilos ni fáciles.
Por Enrique González Manet. Ensayista cubano. Colaborador de Prensa Latina.
Santiago de Chile, 29 de enero 2007
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