Uno de los presidentes de Chile, Eduardo Frei Montalva, sufrió el mismo destino que muchos de los opositores a la dictadura de Pinochet. Fue asesinado por instrucciones de los altos mandos de la época, seguramente para impedir que volviera a jugar algún importante rol en la política chilena, como lo había hecho hasta después del Golpe de Estado en nuestro país.
Esto no cambiará la percepción que de la dictadura tuvimos sus enemigos de siempre, pero sin duda cambiará la percepción de muchos que incluso la apoyaron activa y pasivamente. Incluso Muchos democratacristianos que también festejaron con Champagne la noche del 11 de Septiembre del 73, rasgarán vestiduras y querrán vestir a Frei padre de una estatura moral que los ayude a superar el pésimo momento por el que atraviesa la coalición de gobierno y otros tratarán de apropiarse personalmente de su obra para proyectarse en el Chile de hoy como depositarios de su legado, eso si que mirando un poco más hacia la derecha de lo que aparece hoy la DC en una alianza que algunos ingenuos y nostálgicos pretenden describir como de centro izquierda.
Claro está, al menos para quienes seguimos comprometidos con la superación del capitalismo como forma de organización social, que el hecho de habernos enterado hoy de lo que sucedió finalmente con Frei padre, no lo puede convertir en un mártir y mucho menos en un héroe de la democracia y el respeto a los derechos humanos en Chile.
Nada debe hacernos olvidar como la DC bajo su liderazgo, se alió con una potencia extranjera y recibió fondos para intervenir electoralmente las elecciones chilenas e impedir el triunfo de una de las opciones que democráticamente aspiraba a imponerse por la vía democrática en nuestro país, instalando a la DC como instrumento de una de las más macabras intervenciones extranjeras en asuntos internos de los chilenos. Tampoco debemos olvidar que luego del triunfo de Salvador Allende, la DC siguió recibiendo dineros del extranjero, esta vez para desestabilizar al gobierno democráticamente electo. En ese minuto la DC había olvidado, esperamos que temporalmente, que los demócratas de verdad solo aceptan el voto castigo como herramienta para sacar a los gobiernos que no les agradan.
Tampoco debemos olvidar, la complicidad y el silencio vergonzoso que muchos DC, entre ellos el ex presidente, mantuvieron con respecto a la felonía y a la traición desatada en Chile antes, durante y después del golpe de estado, con la secreta esperanza de que los militares, luego de limpiar la patria de marxistas, llegaran a devolverle a los civiles y especialmente a Frei padre, las riendas del Chile en el que habían aceptado destruir la democracia, para impedir los cambios que el gobierno de la Unidad Popular pretendía y que hoy comienzan a instalarse como mínimo común denominador de la gran patria latinoamericana.
Hoy, cuando la DC comienza a mirar con abierta franqueza hacia la derecha para intentar volver a ser gobierno en Chile, siguiendo la tendencia de la internacional demócrata cristiana, y cuando muchos intenten reescribir la historia del rol que Frei padre jugó en la época para intentar una vez más lavar la conciencia de la mayoría de los Democratacristianos de la época, resulta útil refrescar la memoria de la sociedad civil y esperar que la DC se haya convencido por su propia y amarga experiencia de que los golpes de estado nunca son un buen remedio para ninguna circunstancia. De no ser así, habida cuenta de que la derecha no ha cambiado en lo más mínimo, hay que empezar a preocuparse por lo que la DC pueda y este dispuesta a hacer en el futuro por volver a ser gobierno en este país. No vayan precisamente a seguir las enseñanzas de Frei padre.
Por Daniel Jadue. El autor es sociologo y arquitecto.
Santiago de Chile, 23 de enero 2007
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