De acuerdo con sondeos mediáticos en esa nación sudamericana, el ex prelado Fernando Lugo es el preferido del electorado paraguayo para un nuevo mandato presidencial.
Ello explica, en consecuencia, el aluvión de impugnaciones del coloradismo, que lo acusa de haberse dedicado a la política desde su condición clerical.
No por casualidad el oficialismo dejó de lado las sutilezas y se despachó con furia contra Lugo, quien se perfila como su principal contrincante en las venideros comicios, comentó el diario ABC Color.
Incluso, el presidente de Paraguay, Nicanor Duarte, quien mantiene viva aún la aspiración de reelegirse a través de una enmienda constitucional, admitió que el PC puede perder las próximas presidenciales.
“La competencia democrática más difícil de los últimos tiempos para nuestra organización serán las elecciones de 2008, reconoció el gobernante.
Asimismo, los empresarios paraguayos recibieron con preocupación la postulación del ex obispo.
“Existe temor sobre lo que puede hacer, si llega a la presidencia. La nacionalización es la moda en Latinoamérica y es muy probable que ocurra”, expresó el dirigente empresarial Gustavo Volpe, de la Unión Industrial Paraguaya.
Lo cierto es que el abandono de los hábitos de Lugo generó y sigue generando reacciones encontradas en el país.
Ante el rechazo abierto de una parte del empresariado privado y de la cúpula oficialista; salta a la vista en las antípodas el apoyo de los más desprotegidos.
Once años en la diócesis de San Pedro le ubicaron en el centro de las demandas de los campesinos, en un país con unas 350 mil familias sin tierras, advierten medios periodísticos en Asunción.
Victorino Ortiz, un ciudadano paraguayo entrevistado por la prensa local, afirmó que la decisión de dejar el sacerdocio para liderar una concertación nacional opositora “fue el mejor regalo de Navidad y Año Nuevo recibido por el pueblo guaraní”.
También los partidos opositores, al conocer su renuncia a la Iglesia, le dieron la bienvenida y lo calificaron de figura carismática y con arraigo popular para fortalecer una posible alianza empeñada en acabar con la hegemonía colorada.
Es opinión coincidente de analistas que el clientelismo asumido históricamente por el PC parece haberse agotado y que su principal opositor, el Partido Liberal Radical Auténtico, tampoco escapa al lastre de las componendas políticas y de la corrupción partidaria.
Mientras tanto, la figura del renunciante clérigo parece nuclear las mayores simpatías dentro de la oposición. “Ha llegado la hora de desterrar de la vida paraguaya la exclusión, el olvido y la discriminación, subrayó Lugo en un mensaje a la ciudadanía.
A todas luces, el respaldo a su candidatura es una prueba más del agotamiento de los pueblos por el modelo neoliberal y del fracaso del consenso de Washington, que en nombre de la panacea del mercado, acentúa la exclusión y la pobreza, aseguran expertos.
Resulta sintomático, verbigracia, que el denominado bloque social y popular, conformado por centrales sindicales, partidos de izquierda y varias organizaciones sociales, propugne un cambio estructural en el país y para ello cuentan con el ex líder religioso.
Compañero Lugo, no queremos solo la alternancia en el gobierno, sino un cambio profundo, una transformación del modelo productivo y del Estado, subrayó de forma rotunda un dirigente sindical paraguayo.
Por Tania Peña *La autora es periodista de la Redacción de América Latina y el Caribe de Prensa Latina.
Asunción, 19 de enero 2007
Prensa Latina , 0, 36, 11