Si a esto se agrega un endémico desempleo en torno a las 600 mil personas, el panorama económico de Chile, no parece ser todo lo auspicioso que la publicidad y la propaganda pregonan a los cuatro vientos.
Las explicaciones de los especialistas son muy consistentes con el tipo de modelo económico que se ha impuesto en el país, no por la vía democrática sino por la fuerza política de quienes se benefician ostensiblemente con este patrón de acumulación y concentración de la riqueza que es, finalmente la esencia de lo que hoy se denomina el exitoso milagro económico de Chile.
La caída sistemática del dólar es una de las explicaciones que los especialistas dan al bajo rendimiento económico que estaría por debajo del crecimiento promedio de América Latina, lo que constituye un desastre para las pretensiones chilenas de ser el mejor alumno y más destacado de toda la región sudaca.
La caída del dólar como una explicación muy consistente con el modelo chileno, dice relación con el hecho de que la actividad económica de Chile está íntimamente ligada con las exportaciones. Es decir, Chile crece si exporta a los mercados de los países de alto desarrollo, no porqué el mercado interno sea muy dinámico. De hecho no lo es, puesto que la tremenda concentración de la riqueza, no permite un gran desarrollo para la pequeña y mediana empresa que es la economía de todos los chilenos.
Obviamente si las exportaciones chilenas las hace apenas el 1% de las empresas, basta que éstas consideren que no están ganando lo suficiente como para hacer mayores esfuerzos de inversión y así provocar la expansión del crecimiento económico. La caída del dólar afecta muy directamente las ganancias de los grandes exportadores, es decir, de las grandes riquezas que se acumulan y concentran en Chile, al punto que no justifica mayores esfuerzos de inversión, que es otra gran explicación de la desaceleración de la economía.
Si el dólar cae, también lo hacen los incentivos de quienes se benefician de un modelo que se basa en exportar a los grandes mercados sobre la base de mano de obra barata y acceso libre e indiscriminado a los recursos naturales que es lo que finalmente constituye más del 80% de lo que se exporta.
Otra explicación dada por los expertos es el mal clima de negocios debido a las famosas regulaciones, es decir, a la intervención del Estado que busca mayores condiciones de igualdad y ciertas limitaciones al abuso sobre el medio ambiente. El modelo no busca exportar inteligencia gracias a utilizar mano de obra inteligente y bien pagada, ni tampoco en agregar valor a los recursos naturales. En consecuencia, toda regulación implica necesariamente hacer caer las ganancias de los exportadores y provoca desincentivo a invertir. Esto demuestra que el modelo no produce desarrollo sino exclusivamente concentración de riqueza.
Por Marcel Claude. El autor es Economista, miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
www.marcelclaude.blogspot.com
Santiago de Chile, 9 de enero 2007
Crónica Digital , 0, 229, 12