Expertos de la Universidad estadounidense de Princenton estudiaron al murciélago moreno norteamericano (Eptesicus fuscus), al que sometieron a un campo magnético artificial para conocer cómo se orientan cuando vuelan grandes distancias.
La extraordinaria capacidad sensorial de esos animales es conocida, pero constituía un misterio el mecanismo que utilizan para regresar a los lugares donde crían e hibernan.
En las travesías de corta distancia, los quirópteros se valen de la ecolocación, capacidad de orientarse y desplazarse emitiendo sonidos.
Para conocer cómo se guían en trayectos largos, el equipo con Richard Holland a la cabeza expuso durante una hora a 15 Eptesicus fuscus a un campo magnético artificial dirigido al este o al oeste, en relación con el campo magnético norte terrestre.
Otro grupo de murciélagos no fue expuesto a ese campo magnético modificado.
Los animales, con un dispositivo que permitió seguirlos, fueron liberados al anochecer a 20 kilómetros del lugar donde dormían.
Aquellos murciélagos que no fueron expuestos al campo magnético artificial encontraron en regreso a su sitio sin dificultad; pero no ocurrió lo mismo con los otros, que siguieron una ruta distinta.
“Esto indica que los animales utilizan una brújula interna, calibrada hacia la puesta de sol”, escribieron los científicos en la revista.
Londres, 7 diciembre 2006
Crónica Digital/PL
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