Aunque el alto consumo de estupefacientes en las escuelas es un secreto a voces, un estudio reciente de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile sobre prevalencia de consumo de drogas en escolares de cuarto y séptimo básico lo confirma con no poco dramatismo.
Los investigadores encuestaron a 234 estudiantes de entre nueve y 15 años, de establecimientos educacionales ubicados en las comunas de Recoleta e Independencia, habitadas generalmente por gente de clase media-baja y los resultados son sorprendentes.
El 18,6 por ciento consume tabaco al menos tres veces a la semana sin distinción de sexo ni edad, aún cuando el 98 por ciento de los niños dicen estar conscientes de que fumar hace daño a la salud (el 54 sabe que produce cáncer y el 37 reconoce que daña los pulmones).
El alcohol no se queda atrás. El 16 por ciento admite tomar al menos tres tragos a la semana, aunque 87 por ciento está consciente de que beber es peligroso para la salud y puede provocar daños en el hígado.
Los jóvenes también dan sus primeros pasos en “los tragos” a los 11 años y al igual que con los cigarrillos, las diferencias son mínimas entre ambos sexos: los niños consumen 3,4 vasos promedio a la semana, mientras que las niñas 2,8 tragos.
En el caso de las drogas ilícitas, el 3,5 por ciento de los escolares declaró fumar marihuana y pasta base.
“Encontramos niños de siete años que ya fumaban en forma habitual y diaria, por lo que nos preocupa que a tan temprana edad se inicien en el alcohol y en las drogas. Además las niñas participan de igual a igual con los hombres en este consumo”, advirtió el académico de la Escuela de Salud Pública, Jorge Rodríguez.
El especialista, que encabezó el estudio, aseguró que aún cuando fumar y beber es un hábito al que se le destinan pocos días a la semana, especialmente los viernes y sábados, se produce una especie de “bulimia” en que los jóvenes consumen todo lo que está a su paso y en forma excesiva.
Tras destacar que esta es la primera vez que se mide el impacto del problema en niños tan pequeños, advirtió que aún están a tiempo para tratarlos y evitar que se conviertan en futuros drogadictos.
LA VIOLENCIA, OTRO FACTOR
Otro de los resultados de la investigación es la relación que existe entre el consumo de alcohol, drogas y tabaco, y la violencia.
El 48 por ciento de los que consumen tabaco y otras sustancias ilícitas ha participado en peleas ya sea dentro o fuera de sus colegios.
“Gran parte de los hogares que cobijan a estos chicos están quebrados o no existen ambos padres. Insertos en este medio, al consumir drogas hay un mayor riesgo de entrar en riñas ya que el alcohol en especial, los desinhibe”, explicó el investigador.
Rodríguez se quejó de que las campañas educativas comienzan generalmente a partir del octavo básico, cuando sólo se puede lograr algo curativo pero no preventivo. “Es a los niños más chicos adonde hay que apuntar”, enfatizó.
Según advirtió, entre los nueve y 12 años aún no se entra de lleno en la adicción, “por lo que hay que actuar a tiempo”.
EN LOS MAYORES TAMBIEN
Mientras tanto, otro estudio de la propia Escuela, pero con alumnos de la enseñanza media, confirma que los jóvenes -entre 14 y 17 años- no sólo toman alcohol, sino que además un alto porcentaje de ellos también tienen graves problemas a consecuencia del consumo.
La investigación determinó que el 28 por ciento de los escolares encuestados ha tenido problemas derivados de la ingesta de alcohol.
Es decir, no sólo que ya beben, sino que también el consumo les ha hecho, por ejemplo, no recordar qué pasó cuando tomaron. Además arrojó que el 35 por ciento de los jóvenes fuma.
Los investigadores pudieron determinar que los adolescentes que fuman tienen 29 veces más de posibilidades de ser un “bebedor problema” y el mismo riesgo a la inversa.
Para llegar a estos resultados, los investigadores se basaron en un cuestionario conocido como EBBA, que a través de siete preguntas puede determinar conductas que lo clasifican como tal. Si una persona tiene dos o más respuestas positivas, cae en esta calificación.
Juan Pablo Cornejo, uno de los autores del estudio, explicó que “lo que se quiere evaluar no es si los jóvenes beben, sino qué problemas provoca el consumo”.
Esta encuesta se les aplicó a 365 escolares de enseñaza media de las comunas de La Reina y Santiago (237 y 128, respectivamente). También se les hizo un cuestionario más pequeño sobre tabaco.
Una de las conclusiones que más sorprendieron a los autores fue el no encontrar diferencias significativas entre el número de bebedores problema que había en Primero Medio (14 y 15 años) y los de Cuarto Medio (16 y 17).
También llamó la atención que las mujeres mostraran un nivel de problemas con el alcohol similar al de los hombres.
“Antes los estudios mostraban que los hombres eran más “bebedores problema” que la mujeres, pero ahora mostró que en la población escolar de enseñanza media, son iguales”, indicó Cornejo.
Además, al igual que las estadísticas del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace), las mujeres presentaron un mayor nivel de tabaquismo.
Angel Pino fue corresponsal de Prensa Latina en Chile.
Santiago de Chile, 28 de noviembre 2006
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