Esto, luego del traspié que sufrió el proyecto que buscaba despenalizar este método cuando se practicara dentro de las doce semanas desde la concepción.
Si bien estoy consciente que se infringieron mandatos parlamentarios y constitucionales al no acoger a discusión el proyecto inicial, creo necesario insistir con el aborto terapéutico para buscar la mejor manera de avanzar de una vez por todas en esta materia, destacó Enríquez-Ominami.
El parlamentario socialista recalcó que en vista que el conservadurismo hermético de la denominada bancada Pro Vida no permite dar el gran salto que habíamos planteado en un comienzo, insistiremos con esta otra iniciativa. Pero eso no quiere decir que desistiremos de la idea de lograr algún día legislar sobre el aborto, tal como se ha hecho en algunos países desarrollados, democráticos y liberales.
René Alinco adelantó que continuarán perseverando en sus planteamientos de una manera ciudadana, directa y sin secretos. Buscaremos la manera de generar una discusión de país, para que sea la comunidad que se pronuncie con respeto y valentía sobre esta materia. Seguiremos trabajando por las libertades individuales y los derechos de las mujeres, en pro de la igualdad y la transparencia legislativa. Basta de un Congreso con mordaza, queremos que el pueblo se pronuncie, apuntó.
Aclaró que le molesta que intenten censurar el debate, acallar a quienes opinan distinto, escupir al pluralismo y a la diversidad, cuidándose, de paso, sus espaldas.
Ambos parlamentarios coincidieron que el Presidente de la Cámara se contradijo al declarar inadmisible el proyecto del aborto, cosa que no hizo en mayo con el tema de la eutanasia. En esta ocasión declaró la inadmisibilidad de un proyecto de ley que no tenía problemas de forma. No tenía razones para pronunciarse sobre ello, se basó en aspectos de forma en circunstancias que la Ley Orgánica Constitucional y el Reglamento de la Cámara sólo lo facultan para pronunciarse sobre elementos formales.
Por último, lamentaron que el Congreso Nacional no esté abierto a debatir y legislar, siendo que esas son sus facultades básicas. El grupo de los llamados diputados díscolos nos mantendremos firmes en el rechazo de este tipo de arbitrariedades e inconstitucionalidades. Seremos perseverantes en la innovación y la vanguardia, a pesar que eso le moleste a algunos parlamentarios.
Los conservadores y moralistas de este Congreso tienen que aprender a cohabitar con aquellos que no nos quedamos en el pasado. Les recomiendo a los diputados conservadores que existen estilos y lenguajes modernos, y tienen que acostumbrarse a la forma de hacer política de los parlamentarios más nuevos, resaltó Enríquez-Ominami.
Valapraíso, 23 de noviembre 2006
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