Aunque permanecen 15 candidatos presidenciales, el proceso se polarizó entre el presidente del país, Hugo Chávez, aspirante a la reelección, y el gobernador del estado de Zulia, Manuel Rosales, promovido por varios sectores opositores.
Los sondeos, en general, favorecen a Chávez con previsiones del 50 al 60 de la votación, mientras a Rosales se le otorga del 25 al 30 por ciento, aunque su comando de campaña asegura que aumentan sus posibilidades.
Aún en caso de ser cierta la evaluación, parece muy difícil que el político zuliano pueda descontar la ventaja en las tres semanas que restan hasta el día de la votación.
En este contexto, los argumentos y propuestas se entrelazan con versiones sobre la preparación por un sector opositor, en vinculación con Estados Unidos, de un plan desestabilizador sustentando en un supuesto triunfo fraudulento de Chávez.
Aunque las autoridades aseguran que están al tanto y anularán cualquier intento de subversión, la sombra del caos provocado sigue presente en medios de difusión y políticos que alertan sobre diversas variantes para desconocer los resultados.
En el más reciente episodio, Rosales reclamó la eliminación de las llamadas captahuellas (sistema de identificación dactilar) con el argumento de que este mecanismo diseñado para impedir el voto múltiple atemoriza a la población.
Para el vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, esa petición es otro argumento del aspirante a la Presidencia para desconocer los resultados de los comicios del próximo 3 de diciembre.
En nota de prensa, Rangel recordó que ya en las elecciones parlamentarias del pasado año el político opositor hizo la misma solicitud al Consejo Nacional Electoral (CNE) como requisito para participar en los comicios.
Sin embargo, pese a que el CNE accedió a retirar las máquinas, tanto Rosales como otros partidos opositores se retiraron de los comicios en un intento de boicot que dio como resultado el control absoluto del parlamento por partidos cercanos al presidente Chávez.
“Pareciera que Rosales no tiene memoria”, expresó Rangel, quien consideró posible que el candidato olvidara su apoyo al golpe de Estado de abril de 2002 y la firma del acta para disolver los poderes públicos, así como su respaldo al paro petrolero del mismo año.
Lo verdaderamente insólito -agregó- es que Rosales olvide cómo hace un año hizo la misma solicitud de eliminar las captahuellas para participar en las elecciones parlamentarias y horas después de aceptarse el pedido optó por retirarse, pese al compromiso contraído.
En opinión del funcionario, la reiteración de la solicitud ahora “devalúa aún más su palabra y acrecienta la duda que cada día toma más cuerpo en el seno de la opinión pública acerca de lo que, en definitiva, hará el próximo 3 de diciembre”.
La duda del vicepresidente está sustentada, evidentemente, en la ausencia de respuesta del candidato opositor a un llamado hecho por un sector radical para que encabece el 4 de diciembre una protesta violenta para sacar del poder a Chávez.
Mientras tanto, los seguidores de Chávez y Rosales siguen realizando manifestaciones multitudinarias en un intento de atraer a los indecisos de un padrón electoral de 16 millones de personas y una participación histórica del 70 al 60 por ciento.
El jefe de Estado propone a los venezolanos seguir adelante con los cambios iniciado en 1999 con mayor énfasis en el enfoque socialista de desarrollo, así como continuar en la arena internacional el impulso a los programas de integración regional.
Rosales, por su parte, ofrece el regreso a los mecanismos neoliberales, la entrega de una parte de la renta petrolera a los pobres y clase media baja, mediante una tarjeta de crédito y un acercamiento a Estados Unidos, en política exterior.
Caracas, 11 de noviembre 2006
Prensa Latina , 0, 63, 4