La enorme serpiente multicolor de más de cinco kilómetros de largo tornó por momentos en un caos el de por sí congestionado tráfico vehicular de Managua en el horario pico del anochecer.
En medio del ensordecedor ruido de las bocinas de los automóviles y de los gritos de la multitud, desde una montaña de parlantes colocada encima de un camión se escuchaba una y otra vez el pegajoso himno de la campaña.
“Lo que queremos es trabajo y paz, juntos digamos reconciliación”, tronaba la canción, una versión libre y en español inspirada en “Give Peace a Chance”, de John Lennon.
La llegada a la rotonda Rubén Darío, punto final del recorrido de unos 16 kilómetros, fue apoteósica, en medio del tronar de los fuegos artificiales y los gritos de los miles de simpatizantes que esperaban la llegada de Ortega.
“En la dos, en la casilla de los pobres, por supuesto”, aseguró a Prensa Latina un vendedor de goma de mascar y cigarrillos que pregonaba su mercancía en medio de la multitud, al preguntarle por quien votaría el domingo próximo.
El joven, que se identificó simplemente como Leonel, hacía referencia al número de la casilla del FSLN en la boleta electoral, la cual incluye además otras cuatro opciones, correspondientes a igual número de alianzas o partidos políticos.
En su discurso de cierre de campaña, el candidato sandinista, que marcha delante en los sondeos de intención de voto, reiteró sus llamados a la reconciliación, columna vertebral de sus discursos y estrategia electoral.
“Sepan que ya el pueblo decidió votar por el trabajo, por la paz, el amor y la solidaridad”, afirmó Ortega, en medio de los vítores de la multitud, desde la improvisada tarima que compartía con su esposa y jefa de campaña, Rosario Murillo.
Instó, sin embargo, a sus seguidores a no dejarse confundir por las calumnias y ataques que contra el FSLN y su persona lanzan sus adversarios políticos.
“Nuestros adversarios están desesperados porque se dan cuenta de que ya el pueblo le dio la victoria a la Gran Unidad Nicaragua Triunfa”, aseveró.
El ex presidente, quien durante su permanencia al frente de los destinos de Nicaragua entre 1979 y 1990 debió lidiar con una guerra impuesta por Estados Unidos, reiteró su llamado a los partidos de la derecha para que le de una oportunidad de gobernar en paz.
“Así como ellos han tenido la oportunidad de gobernar en paz durante tres periodos seguidos, nosotros tenemos derecho y por amor a Dios, les pedimos que nos den la oportunidad de gobernar en paz para sacar a este país de la pobreza”, aseguró.
Ortega enfrentará el 5 de noviembre a Eduardo Montealegre y José Rizo, los dos candidatos de la dividida derecha local, al economista de centroizquierda Edmundo Jarquín y al ex guerrillero Edén Pastora, postulado por un partido evangélico.
La ley electoral exige un mínimo de 35 por ciento de los votos válidos y una ventaja de cinco puntos sobre el segundo lugar para ser declarado ganador de los comicios.
Managua, 2 de noviembre 2006
Prensa Latina , 0, 79, 11